textos publicados e inéditos escritos por lucía naser (y en colaboración con otrxs)
miércoles, 18 de diciembre de 2013
lunes, 11 de noviembre de 2013
Modernidad Centenaria. Sobre Díptico Nijinsky de Martín Inthamoussú
Bofetada
al gusto del público
Sobre
Nijinsky, transfiguraciones y el díptico de Martín Inthamoussú
Versión completa
de la nota publicada en la diaria bajo el título "Modernismo
Centenario" (11/11/13)
Ir
al ensayo de una obra a punto de estrenar es como inmiscuirse en una
intimidad vertiginosa y adrenalínica donde sin importar cuántos
meses de ensayo precedan, el ambiente de urgencia se intensifica al
acercarse la presentación. También siempre me pareció fascinante
poder ver en proceso de ajuste (y por tanto en todas sus
descoordinaciones) aquellas coreografías que una amó u odió luego,
en el momento de la función, en la que a veces parece que esos
cuerpos se mueven así desde siempre. En algo de esto consistió la
experiencia de visitar la semana pasada el estudio donde un numeroso
e interdisciplinario equipo preparaba el Díptico Nijinsky, que
dirigido por Inthamoussú se presentará este martes en la sala
grande del Teatro Solís.
Nijinsky
es un personaje clave en la historia de la danza y a la vez un
artista emergente en un momento de gran transformación del mapa
cultural mundial. Nacido en Rusia en 1890 – país en el que en los
comienzos del siglo XX se dieron revoluciones de todo tipo - Vaslav
acompañó desde la danza las rupturas que tendencias como el
constructivismo y el formalismo ruso estaban haciendo en otras artes;
primero desde la famosa compañía de los Ballet Russes (BBRR) y
luego destacándose como coreógrafo hasta terminar en un círculo de
tratamientos psiquiátricos del que nunca saldría. Por sus
escandalosas propuestas para un público aún muy apegado a los
paradigmas clásicos de belleza, por subvertir completamente lo
conocido hasta entonces como “ballet”, por su homosexualidad, por
su locura (que si por un lado detuvo su carrera por otro contribuyó
para su mitificación), por el centenario de La Consagración de la
Primavera, por su carácter de hombre de dos mundos –
traficando su exotismo en los escenarios de París -, estudiar desde
la contemporaneidad a este coreógrafo conduce a asuntos vigentes en
la danza y cultura contemporáneas.
Joan
Acoccela – editor del Diario de Vaslav Nijinsky, escrito en 1919 a
los 29 años de un artista que estaba ya a punto de enloquecer -
escribe: “Nijinsky quería ser más que un bailarín y pronto, con
el aliento de Diághilev empezó a coreografiar. Entre 1912 y 1913
creó 3 ballets que se distanciaban mucho del universo suave, poético
y sentimental en el que sus predecesores habían operado. Estas
danzas empleaban ángulos definidos, piernas chuecas, puños
crispados, la “fealdad”. Además, se metían con asuntos
delicados, sobre todo sexo. O eran livianos y aburridos o
estruendosos y violentos... Nijinsky fue el primer coreógrafo
modernista, el primero en introducir en la danza clásica el tipo de
experimento que Picasso, por ejemplo, estaba haciendo en la pintura
en el mismo momento”.*
Sobre
porqué Inthamoussú decidió montar este díptico nos respondía que
“La primer razón fue tomar la
excusa de la celebración de los 100 años de Consagración de la
Primavera para poder así entrar a una obra que desde hacía tiempo
quería investigar. ¿Qué hay en la Consagración que aún no nos ha
dicho? O ¿que más tiene para decirnos? ¿Qué cánones sociales y
políticos interpeló que resultó en el escándalo masivo en Paris
en 1913? ¿Cómo se interpelan esos roles hoy en día de una manera
poética y metafórica? En el proceso de la investigación llegué a
encontrarme con que Nijinsky había bailado el Fauno en el teatro
Solís en 1913 y me pareció interesante incluirlo en el díptico ya
no como un remontaje sino con el tema de la identidad del género y
lo esperado en una bailarina mujer interpretando un rol cuasi animal.
Allí invito a María Riccetto y comenzamos el viaje en la búsqueda
de esta dualidad”.
EL
DÍPTICO
Ambas
piezas son documento de los cambios que se estaban dando en la danza
en este momento. Robándole el monopolio de la producción y la
enseñanza del ballet a Francia, los BBRR habían ingresado en la
escena mundial (aunque aún poco global) de la mano de la visión e
ingenio de Sergei Diághilev y Michel Fokine. El primero hábil
empresario y crítico de arte y el segundo destacado coreógrafo.
Ambos con una misión y visión contundentes: fundar el primer ballet
ruso en un momento de efervescencia cultural rusa. Lo que seducía al
público europeo: los BBRR aportaban el exotismo y el carácter
pintoresco de una Rusia idealizada, que remitía a la lejanía de
tiempos mejores y de geografías aún no explotadas por la ola
corrosiva del progreso industrial. El ánimo romántico de una
cultura y sociedad en crisis reaccionó con gran receptividad,
acogiendo a esta compañía a su vez exiliada de su propio país. Con
base en París, BBRR funcionó de modo itinerante
y es considerada la compañía de ballet más influyente del siglo XX
por promover la colaboración entre coreógrafos, compositores,
diseñadores y bailarines. Entre los artistas de
la vuelta que
colaboraban con la compañía estaban nombres como Igor Stravinsky,
Claude Debussy, Pablo Picasso, Henri Matisse, Coco Chanel, Léon
Bakst, etc.
Describir
La siesta de un fauno, es introducir pistas del ambiente
artístico y cultural en el que Nijinsky se iniciaba como coreógrafo.
La obra emplea la composición Prélude
à l'après-midi d'un faune
de Debussy, a su vez inspirada en el poema L'après-midi
d'un faune de Mallarmé.
Los vestuarios y escenografía fueron diseñados por el pintor Léon
Bakst, quien venía trabajando en el diseño de escenografías para
tragedias griegas y quien fuera a su vez co-fundador junto con
Diághilev del influyente periódico Mundo
del arte. Hasta
el estreno de La siesta.. Fokine había sido el coreógrafo de
cabecera de los BBRR por lo que la iniciación de Nijinsky en ese rol
se sintió como una amenaza. Empezaba así una historia de
competitividad entre ambos, no sólo por el puesto de coreógrafo
sino por el amor de Diághilev (mejicaneado por Nijinsky a Fokine,
según se comenta). Pese o quizás gracias a estas tramas pasionales,
el legado creativo de este período fue determinante para la
aparición en la danza de la exploración de nuevas relaciones con la
música y los silencios, de contrastes entre coreografías angulosas
y músicas fluidas, del sexo y el erotismo como parte del cuerpo y la
danza, lo visual en la danza, la colaboración entre lenguajes
artísticos, nuevas estéticas no apegadas a la búsqueda de “lo
bello”.
La
Siesta de un fauno
fue presentada por cuerpos descalzos que rechazaban el formalismo
clásico. La
coreografía creada representaba un aspecto de bajorrelieve griego
animado, en donde las bailarinas debían desplazarse posando primero
el talón y terminando el movimiento en los dedos. Tenía
un carácter erótico que subyacía a la fachada de antigüedad
griega, concluyendo con una escena de deseo sexual explícito. Es
considerado
uno de los primeros ballets modernos que como otras creaciones de
Nijinsky resultaron altamente polémicas para la época. Su estreno
tuvo lugar en el Théâtre du Châtelet en mayo de 1912 y el propio
Nijinsky interpretó el papel principal.
La
Consagración de la Primavera
– ballet en dos actos que basado en la revolucionaria composición
de Stravinsky se encuentra entre las obras más versionadas de la
historia de la danza – ha sido objeto de investigación para
artistas como Leonide
Massine, Maurice Bejart, Kenneth MacMillan, Angelin Preljocaj,
Pina Bausch, Xavier Le Roy,
Uwe
Scholz, entre otros. El interés por esta pieza se potenció con el
centenario de su estreno y junto a su valor estético (y como parte
del mismo) la obra también es un ícono en la historia
del espectador occidental; de sus comportamientos y de las
convenciones que existen entorno a los mismos. Mientras algunos
atribuyen a lo vanguardista la provocación del shock como carácter
intrínseco, se puede mirar al estreno de La
Consagración
como un evento en el que la potencia de lo presentado causó una
reacción anti-normativa por parte del público. La obra no sólo no
se parecía en casi nada al ballet sino que se apoyaba en la fealdad
– totalmente a contramano de los consensos estéticos predominantes
hasta entonces en la danza- para dar una bofetada al gusto
culturalmente acordado (y en un punto suntuario) del público** .
LAS
VERSIONES
¿Qué
relación tienen las piezas que se presentarán mañana con las
creadas en 1912 y 1913 respectivamente? Sin duda lo histórico está
presente y a la vez es complejizado, porque en la relación con
aquellos originales, median las abundantes versiones que a lo largo
de 100 años se han hecho por parte de numerosos coreógrafos de
diferentes países. Para quienes conozcan algunas de ellas,
presenciar la versión de Inthamoussú será una experiencia de
rememoración y comparación. Para quienes nunca las hayan visto
sucede algo parecido a las traducciones cuando el lector no conoce el
idioma fuente y se relaciona sólo con el texto traducido. Pensar en
el remontaje de una obra como traducción es interesante para
observar las decisiones del artista que la realiza. En el caso de una
obra creada hace 100 años y en el contexto de una transformación
radical del ballet y de la danza, se puede elegir traducir
literalmente la coreografía (aunque en este caso hay blancos
documentales que lo dificultan), o puede concentrarse en re-producir
el escándalo que causó pero ahora para un público contemporáneo,
o puede basarse en fragmentos sin “respetar” la estructura
íntegra de la obra, entre otras infinitas posibilidades. El grado de
libertad puede ir desde una obsesiva búsqueda por la “autenticidad
del original” a la contraria conceptualización de que ante la
imposibilidad de recuperar dicho original, siempre se tratará de una
versión que en su re-lectura de la creación original, le presta
homenaje por distintos medios.
Haroldo
de Campos (1929-2003) - poeta, crítico y traductor brasileño -
argumenta en contra de la conceptualización de la traducción
como un pasaje simple y transparente de una lengua a otra y piensa
en la traducción como transcreación (a la que también llama
reimaginación, transtextualización, transluciferación). La
insatisfacción con la idea ‘naturalizada’ de traducción, está
ligada a los presupuestos ideológicos de restitución de la verdad
(fidelidad) y literalidad (servilismo de la traducción a un
presumido ‘significado transcendental’ del original), -idea que
subyace a definiciones usuales, más ‘neutras’ (traducción
‘literal’), o más peyorativas (traducción ‘servil’), de la
operación traductora. Analizando ejemplos de traducción
inter-semiótica y también trans-histórica, De Campos afirma que
“…la apropiación de la historicidad del texto-fuente pensada
como construcción de una tradición viva es un acto hasta cierto
punto usurpatorio, que se rige por las necesidades del pasado de
creación” (2009***). El traductor como transfingidor y también
como crítico ha sido un concepto y una práctica que explora la
poética de la traducción, entendiendo que no se trata de un
procedimiento objetivo sino de uno creativo. En la transcreación, la
separación entre forma y contenido resulta inviable porque una
formulación poética es inseparable de su realización y por ende
siempre existirán decisiones que se concentren en algunos aspectos
marginando otros (por ejemplo el sentido, las estructuras, los
procedimientos de composición) y por ende el proceso se acerca más
a un acto creativo que a una mera re-composición. Algo de esto
sucede en el remontaje de Inthamoussú.
En
entrevista nos contaba que: “Primero
trabajé sobre la reconstrucción que hizo el Joeffrey Ballet en
Estados Unidos en los 80s y luego sobre otras versiones más actuales
y allí trabajé sobre la versión de PIna Bausch en Alemania,
Mauricio Wainrot en Argentina, Angelin Preljocaj en el
Cervantino de México. Lo que hice con todas estas versiones y
la reconstrucción original fue buscar el ADN. Que es lo que se
repite en todas y cuál es la semántica de esa
repetición. Qué me dicen ciertos movimientos y porque
entonces deben estar en cualquier versión que nos acerquemos. Así
fue que dibujé la coreografía llegando a ese interior de la puesta
y en base a eso comencé a montar en un proceso totalmente nuevo
para mí donde todo el material que se ve en escena fue montado por
mí mismo. En otras instancias los bailarines siempre proponen
material pero aquí decidí seguir una metodología que me acercara a
la forma de trabajar de Nijinsky. Integrando, por ejemplo, a Kailen
Lewis, en el final del proceso de montaje con una obra casi
terminada, exterior, ajena, que ella debe vivir de manera impuesta,
emulando una visión del mundo masculino sobre la mujer, que luego
será la sacrificada para que el hombre se beneficie”.
Cómo
Inthamoussú relee desde el presente las obras que integran este
díptico es algo que verán – y ojalá discutan - quienes se
acerquen a la presentación de este martes.
Referencias
* Nijinsky,
Vaslav. The Diaries Of Vaslav Nijinsky, 1929.
** Maiakovski,
Vladimir. Una bofetada al gusto del público, 1912.
*** De Campos,
Haroldo. Da Transcriação. Poética e semiótica da operação
tradutora. En: Cadernos Viva Voz. Belo Horizonte: FALE/UFMG,
2009.
lunes, 23 de septiembre de 2013
jueves, 15 de agosto de 2013
martes, 13 de agosto de 2013
lunes, 10 de junio de 2013
lunes, 27 de mayo de 2013
Entre el en dehors y la causa abierta
Entre
el en
dehors
y la causa abierta
Sobre Sinfonietta, Without words y La consagración de la primavera por el BNS. Auditorio del SODRE.
Sinfonietta (1978) Jirí Kylián (Praga, 1947)
Without words (1998) Nacho Duato
La consagración de la primavera (, Igor Stravinsky - Oscar Araiz (La Plata, 1940)
Está
parado en la esquina y calculo que podría tener 25 o 35 años.
Evidentemente arreglado para la ocasión sostiene una bolsa de nylon
blanca como de super pero sin comida adentro. Su apariencia cuidada
combina más con el resto del público que la mía, que vengo de ropa
de ensayo y por cierto, bastante sucia. Al final fui sola y como me
dejaron 2 invitaciones deambulo entre los grupitos de espectadores
tempraneros, buscando alguien sin entrada para regalarle una. No
abunda la gente sola. Me acerco a él y le pregunto si quiere una
entrada. Me dice que en el refugio le dijeron que viniera, que podía
ver a la sinfónica si estaba 7.30 en la puerta. Le aclaro que es el
ballet del SODRE y acepta la entrada medio incrédulo y preguntándome
si soy asistente social (omito mis antecedentes sociológicos). En
ese momento me doy cuenta de que seremos compañeros de butaca y que
más allá de darle una entrada, él iba a darme su compañía. La
“gala” ya promete desde su título mucho glamour para el que el
público vino preparado y predispuesto. Entramos.
La
primera obra es Sinfonietta,
de J. Kylian, con música de Leoš Janáček. La irregularidad y
asimetría de la música del checo ya anticipan algo de la estética
de La Consagración de la Primavera. Sin embargo el paisaje
impresionista y la armonía coreográfica se parecen más a un estilo
clásico y abstracto. Piernas se elevan en máxima tensión y
estiramiento y me acuerdo de ese texto que habla de la rigidez de los
miembros en el ballet desde un punto de vista fálico. Me llama la
atención la profunda oscuridad en la que estamos sumidos. Somos
dejados sin luz para favorecer la ilusión escénica. Yo
no le encuentro ningún sentido... pero bailan bien,
me dice Pablo. A esta altura tuvimos unos minutos para conversar e
intercambiar nombres y profesiones. ¿Qué
escribís ahí?,
me pregunta relojeando mis notas. Me dedico a la danza, digo. Y
explico mi uso de una libretita ridícula contándole que me gusta
escribir sobre las obras que veo. Le digo que lo que escribo no tiene
mucho de interesante y que él recién describió algunas impresiones
que yo también tenía y que intentaba escribir de modo más complejo
(o quizás sólo más complicado). Él me cuenta que tiene 25 años y
7 entradas. 4 en Montevideo y 3 en el interior. La última fue en
Salto donde la cosa es mucho mejor. Acá en Montevideo se ve mucha
maldad… ¿Del
muro?.
me pregunta levantando las cejas, cuando le pido que me cuente más
de la vida allá adentro. Dice que la próxima tiene que tener
cuidado porque si cae en Montevideo lo engloban. Me explica que eso
significa que le cobren todo lo que debe. Pablo tiene varias salidas
por buena conducta. Y así como sabe perfectamente qué fue que lo
llevó a “caer” también está seguro de que la última no fue la
última. Tengo causa abierta me dice con cara de preocupación pero
también un poco divertido. Mientras se apaga la luz pienso que ese
teatro, con todas sus convenciones, formalismos y vigilancias (de las
que generalmente reclamo), es el que en parte está habilitando que
esta conversación suceda.
Empieza
la segunda obra. In
the middle somewhat elevated, de W. Forsythe, con música de Thom
Willems. Entran
cuerpos usando (por fin) el piso del enorme escenario. A diferencia
de la obra anterior en ésta vemos cuerpos pesando y pensando.
Experimentando y preparando su próximo movimiento, gesticulando
despreocupadamente. Las pausas y niveles bajos son usados de manera
poco frecuente en el ballet y el eje de los bailarines no es
perpendicular al suelo sino excéntricamente inestable. Mientras
tanto la música, que aportó un quiebre interesante al inicio, luego
de 15 minutos se ha tornado bastante estridente. Como el mal techno,
si no te atrapa te mata. Ésta
tiene más carácter,
me dice Pablo. Y yo me doy cuenta de que estoy más ansiosa de que
llegue el segundo intervalo para continuar la conversación, que
concentrada en la coreografía.
Adentro
es cuanto tienes cuanto vales; depende mucho de cómo entras. Hay
mucha discriminación y es peor entre los presos que con los
policías que nos pasan encomiendas de porro por 600 pesos. Ahora
tengo que cuidarme. Porque la verdad es que es difícil resistir la
tentación si una buena oportunidad se presenta. Sino ¿cuál es la
otra? ¿Ganar 9000 pesos y volverte un esclavo? Yo para sobrevivir …
ya sobreviví en los lugares en donde estuve. En la calle es otra
cosa.
Pablo
quiere otra cosa. Se va al baño y respiro. Rodeada de otredad – la
de ya conocida del ballet y la desconocida de Pablo - desbordo de
preguntas e impulsos pero me quedo en la butaca. Tengo mil cosas para
decir y pensamientos que se chocan con la atmósfera armónica,
plácida y cálida de la Gala de Julio Bocca. A veces es mejor
escuchar. No más. Ya
que me quedé a estas dos me quedo a la tercera, me
dice al volver.
La
Consagración de la Primavera – versionada abundantemente desde
Nijinsky a Pina Bausch, Mathew Bourne, Eduardo Ramirez – es ahora
trabajada por Oscar Araiz. Con música de Igor Stravinsky, ésta fue
la última obra que el BNS presentó antes del gran incendio del 71.
Al menos eso dijeron en la charla informativa que como política de
formación de público ofrece el SODRE antes de cada función.
La
obra cuenta la historia de un ritual de sacrificio de una virgen al
inicio de la primavera. Mientras se representa el evento tribal y se
elige quien morirá. Me distancio del escenario y por un momento
pienso en la coreografía social que interpretamos como público en
esta sala. Como en un zoom in llego a las butacas 22 y 24. De lejos
Pablo y yo podríamos parecer una pareja o quizás una cita. ¨Pero
ambos sabemos que estamos en realidad buceando en la diferencia. Él
ajeno a ese ambiente geronte y emperifollado, de gente aplaudiendo
frenéticamente a cuerpos sin gravedad ni defectos visibles. Yo
curiosa, y quizás hasta impulsada por mi propio fetiche de clase,
cruzando algunas convenciones para conocer - en el medio de su
directa antítesis - la vida de Pablo.
El
ritual comienza y el increscendo
terrenal de la Gala encuentra su punto más alto (o bajo). Colores
marrones y mugre artificial vuelan en el escenario. La propuesta de
Araiz no aporta mucho a la serie de versiones famosas de este clásico
de la música y la danza. Lo que sí sirve es para reafirmar que “sí,
ha mejorado el cuerpo de baile. Los muchachos están mucho mejor.”
El público aplaude enardecido. Las caras de satisfacción expresan
que han obtenido lo que vinieron a buscar. El ballet es una apuesta
segura para quien quiere pagar para deslumbrarse. Pablo y yo salimos
y el espacio que separaba a las dos butacas se va agrandando hasta
hacerse invisible. Lo veo por última vez cuando me doy vuelta. Toma
Mercedes y me saluda a la distancia. Quizás me agradece por la
entrada. Yo me quedo pensando en otras entradas.
Inédita
miércoles, 22 de mayo de 2013
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