TEXTO ORIGINAL COMPLETO:
SANGRE ESCÉNICA
Savia de Marcos Ramírez Harriague en el Ciclo Montevideo Danza.
Es
frecuente que cuando nos referimos a la nueva obra de un artista,
pensemos en ella en tanto unidad o proposición sui
generis,
olvidando que en la práctica las diferentes investigaciones
creativas y proyectos por los que un individuo o grupo transitan, se
retroalimentan y contaminan de forma determinante y continua en el
tiempo. “Savia”
explota
esta continuidad transversal a diferentes proyectos y se propone
sistematizar una metodología de trabajo que el equipo de dirección
investiga desde el 2011.
Marcos
Ramirez Harriague es un creador relativamente jóven (nacido
en 1987) aunque
ya experiente en el rol de dirección, que desempeñó en proyectos
anteriores tales como “¡¿Otra
vez arroz?!” (2009), “Matilde” (2012) y “La Pecera” (2014).
Actualmente becario del FEFCA en el área de danza, su linea trabajo
es sin embargo difícil de clasificar en términos de estéticas o
lenguaje, ya que diverge tanto de las convenciones teatrales más
clásicas como de ciertos consensos implícitos en el campo de la
danza contemporánea. Según él mismo, su formación se ha dado en
el tránsito entre las artes escénicas y la
psicología, intersección desde la que el creador formula su actual
proyecto escénico titulado “Savia”.
En
conversación con la diaria, Ramírez comentaba que su investigación
de larga duración consiste en la
creación y búsqueda de material escénico basado en la experiencia
de vida de cada intérprete: “Más
allá de la formación de los creadores, me importa conocer y
acompañarlos en sus propias búsquedas haciendo que aflore desde la
expresión parte de su verdad.”
Ramírez
maneja el concepto de "verdad escénica", cuyas resonancias
son diversas y dialogan con diferentes posibles enfoques que van
desde el realismo teatral, al método stanislavskiano o teorías
sobre la representación. Al preguntarle sobre el significado del
término en el marco de su investigación, el director nos respondía
que “es un concepto que nos identifica
como grupo y que se relaciona a la implicancia del interprete creador
con el material que pone en la escena, es a su vez la búsqueda de un
lenguaje que promueva la resonancia afectiva con el espectador y su
verdad. Es estar permeable al momento presente permitiendo que el
movimiento emerga desde la sensación y no solo desde la forma.”
De
acuerdo a estos objetivos, el proceso creativo de “Savia”
consistió en palabras de su director en una “búsqueda
genealógica tanto individual como colectiva. Un proceso de
reencuentro con los patrones y roles propios de nuestras familias”
que
atiende a la necesidad de
“generar espacios que promuevan y habiliten el trabajo con y desde
la vulnerabilidad, entendiéndola como potencia. Alejándonos de
lugares conocidos y confortables para habitar incomodidades y
afecciones que produzcan desde lo nuevo, desde lo auténtico.”
El
grupo de trabajo de “Savia” - cuyo elenco está conformado por
Marco
Benvenuto, Carolina Fernandez, Macarena Gonzalez, Daniel Pena, Pilar
Roselló, Verónica San Vicente y Axel Silva, y que cuenta con un
grupo no menor de colaboradores entre quienes se encuentran Lia
Ramirez Harriague, Sofía
Lans, Pablo Muñoz, Pablo Auliso, Andrea Auliso, Macarena
González, Bruno Guerra, Axel Silva -
fue convocado para la
creación de “La Pecera” y en su sinergia dio lugar a esta nueva
creación que responde a la invitación de Leonardo Durán y Tamara
Cubas para participar del ciclo de Montevideo Danza 2015. Por la
temática que convoca y las herramientas que emplea, la presentación
de esta obra dentro de un ciclo de danza contemporánea plantea un
encuentro interesante: el de un proyecto basado en el concepto de
verdad escénica y en elementos teatrales y biográficos de
representación por un lado, con un lenguaje artístico que vivencia
desde hace décadas una fuerte crisis ante conceptos como verdad,
representación o autenticidad, por otro.
Es
un hecho que en los últimos años, Ramírez ha sido premiado con
diversos reconocimientos y apoyos y en tanto creador jóven ha
contado con espacios para la investigación y presentación de su
obra. En esta instancia aspira a que Savia despierte en el público
la posibilidad de “reflejarse
en nosotros viendo sus propias historias, fantasias, secretos y
verdades familiares”.
La
propuesta se propone un objetivo ambicioso y si logrará o no inducir
(e inducirnos) a esta relación de identificación y afecto, es una
verdad que
sólo podremos descubrir concurriendo a verla y una vez que la savia
esté corriendo por las venas de escena.
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