nocturno heredado
1835: en Noviembre y algunos meses después de la creación de la
primer compañía nacional estable de danza clásica bajo la
institución del SODRE, el BNS presenta su primer espectáculo cuya
dirección artística es realizada por el maestro Alberto Pouyanne,
quien pone en escena el ballet “Nocturno Nativo” sobre música de
Vicente Ascone y el poema homónimo de Víctor Perez Petit, que
vinculado a la poesía gauchesca fue usado como base para la
dramaturgia
2015: concretando un proyecto ideado por su director Julio Bocca hace
algunos años, el BNS presenta una creación original y basada en la
pieza que marcara el inicio de los 80 años de heterogénea historia
institucional y escénica.
Con la libertad de una re-creación y de la mano del coreógrafo
Martín Inthamoussú y la composición del músico Juan Campodónico,
el espectáculo “Nocturno” hace alusión a este pasado desde una
mirada contemporánea y volcada hacia el futuro. Además
de “Nocturno”, otros dos estrenos y duetos conforman el
programa que estrena hoy (si sale el viernes) y
se presenta hasta el 23 de Agosto bajo el título “Nocturnos
Nativos Coreográficos”: “Episodios sobre un mismo tema”,
compuesto por Andrea Salazar y Luciano Supervielle, y “One and
Others” a cargo del argentino Demis Volpi y el griego Christos
Hatzis, dupla que introduce un aporte internacional a esta (a)puesta
por lo “propio”.
Hecho acá?
Aunque casi todos conocemos nombres como los de Petipa, Nijinsky,
Fokine, Stravinsky o Debussy, es muy probable que no hayamos oído
hablar de los artistas que trabajaron para aquel estreno del 23 de
noviembre de 1835. Esto da cuenta del escaso conocimiento y
valoración de autores nacionales más allá de los 2 o 3 nombres que
han trascendido en la no muy explorada historia de la música y danza
nacional.
La propuesta del BNS para conmemorar sus 80 años de vida y de su
primera creación es recuperar por un lado la pregunta que dio lugar
a la creación del “Nocturno Nativo” de 1835 - ¿qué es lo
uruguayo? - y por otro traducir las implicaciones de dicha pregunta
a la contemporaneidad, teniendo en cuenta no sólo la historia
nacional sino también la institucional y la de la propia danza como
arte.
Un aspecto a señalar es que las obras fueron creadas desde un
estrecho diálogo entre música y coreografía, emulando el modo en
que ballets de la época eran creados en Europa; es decir a partir
del trabajo conjunto entre coreógrafo y compositor y en la búsqueda
de una simbiosis entre ambas partituras.
NNC apela en palabras de sus creadores, al lenguaje de la danza
contemporánea, integrando elementos de la danza moderna y del
ballet. La re-creación de “Nocturno Nativo” es de este modo
realizada desde las miradas singulares de los coreógrafos y
compositores convocados respecto a dicho pasado, así como también
desde la exploración del tema de lo “nativo” y de lo “uruguayo”,
desde técnicas dancísticas nacidas en Europa.
Este hecho ya aporta una pista para la pregunta de la que parte el
espectáculo, llevándonos a percibir que la pregunta por el “origen”
o la “verdadera raíz” no puede desestimar el carácter híbrido
y contaminado que desde el inicio de sus días, la “identidad
uruguaya” ha tenido.
Con una larga trayectoria, formación y reconocimiento internacional
y nacional, el coreógrafo Martín Inthamoussú viene explorando el
tema y la pregunta por “lo uruguayo” en creaciones anteriores
como “Auslander” (2008), “Extranjeros” (2011), “Cual Retazo
de mi cielo” (1) (2013). Al mismo tiempo tiene como antecedente de
trabajo con la compañía estatal la creación de “Tres
Hologramas”, compuesta junto a Jorge Drexler y estrenada en el 2012
(2).
En relación con el estreno de hoy, Inthamoussú dijo a la diaria que
“El proceso real comenzó en 2013
junto a un equipo compuesto por Juan Campodónico en la música,
Pablo Giménez en el vestuario, Gabriel Calderón en la dramaturgia y
Vero Loza en los audiovisuales. Para llegar a NOCTURNO, recreamos el
proceso de trabajo del 35. Partimos de un poema, el de (Gabriel)
Calderón en vez de Perez Petit para crear una música, la de
Campodónico en vez de Ascone que inspire una coreografía bajo mi
firma en vez de Pouyanne.”
Para el caso de “Nocturno” que
es la única obra del programa que revisita una obra anterior
Inthamoussú nos contó que “tuvimos ese punto de partida pero en
diálogo con el lenguaje contemporáneo. Definimos nuestro trabajo
como un ballet contemporáneo con todos los elementos estructurales
de la danza clásica y la danza contemporánea en un vínculo
dialógico que intente reflejar aquel espíritu de lo nativo
enfrentado a la urbanidad. La pregunta de aquellos creadores de ver
lo nativo desde la ciudad sigue presente en nosotros pero ahora desde
otro lenguaje y con nuevas preguntas e inquietudes.”
En relación al aniversario y a la
propuesta e invitación que extiende el BNS, el artista y actual
director de la Escuela Nacional de Danza afirma que “La apuesta de
Julio (Bocca) a la producción nacional es muy importante en este
momento de la compañía. Con casi 80 bailarines de todas partes del
mundo potenciar a creadores locales es un paso importante en el
sustento de una identidad coreográfica para el ballet contemporáneo.
El BNS es lo nuevo en muchos aspectos, cinco años de gestión ha
reinterpretado al ballet sin olvidarse de 80 años de historia.
Coreógrafos como Domingo Vera, Florencia Varela, Graciela Figueroa,
Eduardo Ramirez o el mismo Pouyanne han pasado por esta compañía
con historias mucho más ricas de las que se conocen. Potenciar esto
como tradición en diálogo con la innovación y basado en su
totalidad en creadores uruguayos (luz, vestuario, talleres, sonido,
música, coreografía, tramoya, y cada detalle de la compañía) es
reconocer la grandeza de nuestros artistas y el compromiso desde lo
local hacia lo global.”
En el trailer del espectáculo se nos advierte que no esperemos ver
un ballet del 1800 mientras que Campodónico relata el modo en que la
creación de la música para “Nocturno” fue realizada observando
la naturaleza y el medio rural uruguayo y empleando elementos tomados
de allí como el sonido de ramas o de pájaros. En el mismo video se
presentan fragmentos de entrevistas y en ellas se nos cuenta que la
obra trata sobre el viaje de personajes que “pueden ser vos, yo o
cualquier persona” y que parten en busca de la parte más “nativa”
de cada uno, dejando atrás lo urbano. Inthamoussú afirma que
entiende lo nativo como “la parte más pura del ser humano. Es el
viaje que nosotros creemos a partir de toda esta investigación que
todos los seres humanos hacemos en algún momento de nuestra vida y
volvemos a la raíz de lo que realmente somos llevado a la metáfora
de lo urbano versus lo nativo”.
De esta forma, la creación parte de la metáfora que plantea a lo
rural como representante de una vida más pura y en contacto con las
verdaderas raíces, y a lo urbano como síntoma de la vida moderna y
el desarraigo.
Esta fórmula que es problemática en cuanto reproduce la
conceptualización de lo rural como un medio anclado en el pasado y
romantizado por una ideología del “origen” a la que le es
funcional, es discutible también como punto de partida para pensar
“lo uruguayo”. Más si tenemos en cuenta que en Uruguay el
folklore también es fruto del encuentro entre lo “propio” y lo
“foráneo”, si es que dichas categorías significan algo hoy.
Si revisamos su historia, el BNS es una de las instituciones
culturales que da cuenta de cómo la cultura nacional se funda sobre
referencias y lenguajes estéticos europeos y del modo en que la
dicotomía campo-ciudad ha derivado en una bipolaridad de la
identidad uruguaya que se afirma alternativamente en su perfil
europeo y civilizado o en sus aspectos rurales folklóricos según
convenga a la ocasión y al sujeto.
Si observamos que el folklore uruguayo nace precisamente del
encuentro entre lo nativo y lo europeo durante el proceso de
colonización (excluyendo por otra parte la influencia de culturas
indígenas y sustituyendo ese espacio con la figura de “el
gaucho”), la dicotomía que plantea Inthamoussú se organiza sobre
un pensamiento que vale la pena reflexionar. Porque quizás los
problemas que rodean a la pregunta “¿qué es lo verdaderamente
uruguayo?”, no están tanto en sus posibles respuestas sino en la
propia lógica que da forma a la interrogante.
Veremos cómo la resuelve y cómo la danza el espectáculo-trilogía
al que nos invita el BNS en su octogenario aniversario que celebra
con ánimos de “más jóven que nunca”.
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