Unas que sepamos todos
Seminario de filosofía en la Sala Zitarrosa / Casa Almargen
Darío Sztajnszrajber es filósofo, docente y comunicador a cargo de programas en tv y radio. En setiembre visitó montevideo* y el sábado e invitado por Casa Almargen regresó para presentar su performance-conferencia “5 frases filosóficas”. Sztajnszrajber que se presenta como un divulgador de la filosofía y un promotor de su cotidianización, defiende contra sus contras a la “fraseología” por su capacidad (sueño del marketing) de enganchar a la gente. Aunque también trabaja en formatos más espectaculares - como en el show “Desencajados” que viene en Marzo a Uruguay y con el que lleva 4 años presentando una mezcla de filosofía y rock -, en esta ocasión la escena la compusieron un pizarrón, una mesa con una tela que oculta las piernas, una silla, una persona, un micrófono y horas de filosofía. Dar o asistir a una clase de filosofía en un teatro, un sábado de noche y cobrando entrada, es al menos extraordinario y a la vez confunde los límites entre arte y filosofía, educación y espectáculo, desorganizando un poco las claves de comunicación. Docentes con alumnos, parejas, asistentes de diversas edades llenan la sala ávidos de filosofía . En tiempos postaulicos practicar la educación fuera de su rol disciplinador y sacar a la filosofía de su ghetto elitista son objetivos que el famoso profesor (ya todo un “personaje”) dispone desde el inicio.
Márgenes de la filosofía
El seminario consiste en tomar 5 hits de la filosofía y presentar primero sus contextos de emergencia y luego los múltiples sentidos que dichas frases han generado. Sztajnszrajber lo hace desde una concepción extemporánea del pensamiento filosófico, celebrando la multiplicidad de las interpretaciones, desmitificando el orígen de estos textos/ideas (la primera frase por ejemplo no existe en ningún texto), y profanando la intención de sus creadores para hacer algo con ellas, llevarlas a otro lugar, corriendose de la solemnidad asociada al hacer intelectual, calibrando los ritmos y cadencias de su performance docente, recurriendo cual subidones de la atención a experiencias propias, a los demandados ejemplos, o a palabras clave como vino, vagina, orgasmo, muerte, veneno.
La selección propone un recorte y con las 5 frases Sztajnszrajber se detiene en “momentos decisivos” de la historia del pensamiento occidental, recorriendo una tradición de disidentes (no se ven Heideggers ni Kants). Como buen continuador de la misma Darío le sopla el discurso a los autores a través de una apropiación selectiva de sus frases; su discurso filosófico se parece más a un montaje o collage que a los procedimientos lógicos del raciocinio legitimado por la ciencia. Como en twitter, el lenguaje filosófico - poético se organiza intensiva y no extensivamente. A veces excesivamente. La interpretación que Sztajnszrajber hace de las frases no es ni dice ser neutral sino que está orientada por un proyecto político. A contramano de la policía del positivismo para Sztajnszrajber ni la verdad, ni la objetividad ni la hipercomplejización son valores venerables por sí mismos. Por eso se da el lujo de decirnos casi al final del seminario que nos mintió dos veces, o que la filosofía es buscar algo que nunca se encuentra, no sea cosa de que su (necesaria) popularización y cotidianización termine por intentar vender a la filosofía como algo cómodo y útil, práctico. La filosofía cuando es radical es insoportable, nos confronta con la más absoluta contingencia y nos expone a la consciencia de nuestra existencia (que es al mismo tiempo la consciencia de nuestra finitud).
Hermenéutica irreverente
Que la verdad es un ejército de metáforas o la mentira más eficiente; que necesitamos creer que existe lo que sabemos que (aún) no existe; sobre la necesidad de perdonar lo imperdonable; que la contradicción caracteriza a nuestra relación con el conocimiento; que el beso o Matrix pueden pensarse filosóficamente; que cualquier interpretación que se presente a sí misma como verdadera busca o ejerce poder; que escribimos con los dedos; que la muerte se va a acabar; que resistir también puede ser algo funcional al sistema; que muchos autores pueden ser leídos de izquierda y de derecha; que el mundo percibido es construido por el sujeto, que las lágrimas tienen una fenomenología propia. Sztajnszrajber habla, habla y hace hablar a los autores confundiendo las voces.
Separadas y juntas, las 5 frases protagonistas nos pasean del problema de la verdad al de la existencia, dios y su muerte, el poder, el lenguaje: "sólo sé que no se nada" (Sócrates 470ac-399ac); "pienso, luego existo" (Descartes 1596-1650); "dios ha muerto" (Nietzsche 1844-1900); "donde hay poder hay resistencia" (Foucault 1926-1984); "nada hay fuera del
texto" (Derrida 1930-2004).
El fin de la clase tarda en llegar; no es fácil para un filósofo (menos aún un deconstruccionista) el acto de la clausura, la calculabilidad, la administración del tiempo. La sed de filosofía se mezcla con la de nuestros cuerpos quietos demasiado tiempo. Los textos y sus sentidos habrán seguido desmigajandose y siendo masticados durante las cenas que probablemente sucedieron a las casi 4 horas de filosofía. Como el virus del lenguaje o la caverna platónica, de la filosofía no se sale tan fácilmente y una vez adentro se multiplica; la filosofía es revolución permanente, deshacer las dicotomías, dejar este mundo pero no para entrar en uno nuevo sino para bancarse la irrupción de otro. ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el horizonte?
Lucía Naser
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