viernes, 9 de diciembre de 2016

Episodio III: una obra adolescente para todo público: sobre la experiencia realizada junto a adolescentes de Rocha y Maldonado

Episodio III: una obra adolescente para todo público:
sobre la experiencia realizada junto a adolescentes de Rocha (La Paloma) y Maldonado*



 

* publicado originalmente en la revista Entrepatas (CUTDIJ)

“Episodio III: una obra adolescente para todo público” comenzó como un proyecto en el que me proponía trabajar con adolescentes ya que en esta etapa inmediatamente previa a la adultez, los imaginarios, ficcionalizaciones, autoficcionalizaciones y lo lúdico se presentan de formas particulares. Sin embargo, mis ideas y preguntas previas a la realización del proyecto tuvieron poco que ver con lo que observé una vez iniciado el proceso de trabajo junto a los grupos. Es esta experiencia, sus hallazgos y las reflexiones de ella derivadas, lo que deseo abordar en este texto.

Introducción a Episodios: la serie

Episodio III se enmarca en la serie Episodios. Episodios es una investigación de largo aliento que comencé en el 2014 y en la que me proponía investigar cómo ciertos principios investigativos y perceptivos de la danza contemporánea podían encontrarse con elementos tomados de la ficción, la especulación fantasiosa, la autoficción. Este interés devino de preguntas relacionadas a los lenguajes escénicos y la representación, sobre todo pensando desde un campo (la danza contemporánea) que se ha alejado de ella, indagando en el territorio de la performance. Se podría decir que en la DC lo experiencial y fenomenológico tiene más peso y prestigio que lo fantasioso, ficcional, narrativo, representacional. Las implicaciones de este consenso (no siempre reconocido por un campo que se entiende a sí mismo como pluralista) han comenzado a parecerme limitantes y fue así que inicié una exploración en el terreno de la fantasía, la autoficción y el cruce con diferentes comunidades. Esto último tenía el objetivo de acercarme y colaborar artísticamente con grupos artísticos y sociales que trabajan con la ficción y fantasía como materia prima.

Fue así que Episodio I y II se aproximó al universo de superhéroes y del cómic, investigando qué corporalidades, potencialidades, modos de representación, caracterización y narrativa podían encontrarse allí. Episodio IV (y paralelamente la obra “La Lucha”, creación colectiva realizada junto a artistas de Curitiba-Brasil) fue dirigida junto a Carolina Guerra y Vera Garat y buscó indagar en la autoficción y sus tecnologías del yo y del otro a través del acercamiento a artistas transgénero, a las estéticas del transformismo y la transexualidad.
 
Episodio III buscó provocar lo que impredeciblemente surgiera del encuentro con grupos de adolescentes cuyos contextos diferían entre sí y con los que he podido trabajar anteriormente. La lógica de lo eventual y lo impredecible estaban en la base del deseo de realizar este proyecto que busca integrar lo creativo, lo educativo, lo social y lo político, entendiendo que el trabajo artístico en colectivo siempre involucra de alguna forma, estos cuatro términos. El proceso consistió en la convocatoria al grupo y la proposición de algunos puntos de partida para luego - bajo mi conducción y el taller impartido por Leticia Skrycky en el que los adolescentes experimentarían con elementos escénicos relacionados a la luz, sonido y diseño de espacio – encontrar un rumbo para transitar juntos.

Lo creativo como educativo como creativo: aprender haciendo




Cuando comencé a idear el proyecto y lo postulé a FC-MEC la idea era trabajar con adolescentes de Rocha y Maldonado en una serie de talleres y que luego derivarían en la creación de un solo escénico. El proyecto fue premiado por FC pero en el inicio de su realización me deparé con la necesidad de reformular la metodología, al percibir que me interesaba menos la creación del solo a partir de los talleres, que el propio trabajo con los adolescentes. Fue así que reformulé con la idea de montar con los dos grupos involucrados, una obra escénica que basada en improvisación, los pusiera a ellos en escena.

La creación como experiencia formativa por un lado, y la investigación que suponía experimentar desde la misma metodología con dos grupos y contextos radicalmente diferentes, me llevaron a convocar a los adolescentes desde dos instituciones educativas.

En Rocha el proyecto fue realizado en articulación con el Liceo de La Paloma. En Maldonado junto a la Escuela Departamental de Danza. Esto introdujo una primera y relevante diferencia entre los adolescentes en cuanto a su formación e información previas en danza, así como en los contextos socio culturales de los que los participantes provenían.
 
La convocatoria lanzada en diferentes momentos, invitaba a adolescentes entre 12 y 18 años a conformar un elenco para la creación colectiva de una obra de danza contemporánea. Se anunciaba que los adolescentes debian poder concurrir a la totalidad de ensayos (según cronograma) y que podrían participar desde los diferentes roles que implica una creación escénica en danza: bailarines, iluminación, gestión y difusión, dirección u otras. Esto tenía por objetivo dar mayor amplitud en la convocatoria y visibilizar los diferentes roles implicados en procesos creativos de las artes escénicas.
 
De este modo, los diferentes contextos donde se llevó a cabo el proyecto aportaron características profundamente diferentes. Aunque la misma metodología y disparadores fueron empleados fue sustancialmente distinto realizar este proyecto artístico en un medio como el rochense y liceal - donde las ofertas culturales y educativas son escasas y la institucionalidad cultural no está orientada a objetivos artísticos-, que hacerlo entre jóvenes que fueron convocados desde la Escuela Departamental de Danza y la EMAE y que presentan aspiraciones vocacionales ligadas a lo artístico. En particular, al realizar la convocatoria entre estudiantes de primer ciclo en el Liceo, estos no contaban con orientación vocacional hacia lo artístico y sus motivos de interés en el proyecto eran diversos: unos por el interés en el diseño y la divulgación, otros por la improvisación, la danza, la experiencia de estar en escena. Por otra parte, los adolescentes participantes de Rocha tuvieron una participación más intermitente y poco regular, menos acompañada por sus familias inclusive el día de la función realizada en el Centro Cultural de La Paloma. Estas fueron variables que intervinieron diferenciando la realización de Episodio III en Rocha y Maldonado.

El inicio

El inicio del proyecto implicó pasar de la idea de ofrecer un taller para los adolescentes, a la creación o montaje junto a ellos de una estructura de improvisación donde el foco estuviera puesto en la investigación perceptiva más que en la composición formal. Evalué a la hora de esta modificación el hecho de que existe una gran oferta de talleres y clases de danza de diferentes técnicas, sin embargo encuentro muy pocos proyectos orientados a la creación como camino para la formación en esta fase etárea de la adolescencia.
 
La inquietud surgió observando por un lado la cartelera de artes escénicas - que abunda en oferta de teatro infantil pero mucho menos de danza para o por adolescentes o la tercera edad. Aunque me parece discutible pensar en lo positivo o negativo de tales segmentaciones del público - que aunque ayudan a direccionar las obras hacia diferentes públicos pueden acabar alimentando prejuicios sobre lo que otros percibirán o no de cierta experiencia - me resultó interesante proponer una experiencia escénica y sus etapas precedentes, como modo de conjugar prácticas dancísticas con otros saberes y tareas del campo de la danza que no solo tienen que ver con la coreografía sino también con la creación en lo que se refiere a la totalidad de sus que haceres
En relación con esto, el brasilero Ricardo Basbaum se refiere a la multifacética caja de herramientas que el artista independiente debe manejar para desempeñarse profesionalmente como tal a través del concepto de “artistas etc”1
 
Sin embargo - y cuestionandomelo varias veces durante el proceso - creo que no sólo se trata de enseñarles que el mercado nos exige hacer de todo y para sobrevivir tenemos que autoexplotarnos, sino de pensar juntos qué hacer ante esta realidad. Cómo transformarla desde nuestras prácticas sin negar al mismo tiempo nuestra necesidades. Enseñar a “ser artista” (si algo así es posible) no es solo enseñar un modo económico y formal de producir obras, sino a ser críticos, imaginativos, deseantes.
En ese sentido nos pareció importante compartir con los adolescentes participantes, como el quehacer del artista lo coloca en situaciones y redes de relaciones contradictorias y paradójicas, donde el contenido estético político de sus obras puede ir a contramano de sus modos de producción. La conclusión al menos provisoria es que esta serie de problemas y contradicciones es parte de lo que debería enseñarse en todo proceso formativo en danza contemporánea. Mucho más si queremos hacer con nuestro arte algún cambio o pequeña transformación política.

¿Creación colectiva?

Parte de la metodología consistió en proponer un formato de creación colectiva en el que, si bien existían roles diferenciados, el grupo tomara decisiones junto a lo largo del proceso.
 
Dadas las características del proyecto, y el hecho de que mientras que mi trabajo y el de Leticia eran remunerados en tanto coordinadoras-docentes del trabajo, fue necesario e interesante discutir las relaciones económicas que hacían a nuestra colaboración y organización colectiva. Este punto buscamos explicitar el carácter mixto del proyecto en tanto artístico pero también educativo, así como lo que implicaba que existieran roles remunerados y otros voluntarios.

Si bien esto fue comprendido y aceptado de buena for a por el grupo, no faltaron conflictos que nos hicieran re pensar la dimensión económica como parte de las relaciones de creación de la obra. Para trabajar sobre ejemplos concretos, cabe decir que las cuestiones económicas generaron tensiones cuando en la etapa realizada en maldonado, un colaborador se ofreció a tomar fotos que luego usamos en la página del proyecto. Dado que contabamos con un pequeño rubro para registrar la performance y que ya habíamos contratado a alguien para ello, el colaborador se sintió desvalorizado o burlado, expresando este disgusto en conversaciones que mantuvimos después de realizada la función.

Este episodio me hizo reflexionar sobre las tensiones de lo económico en los procesos colectivos así también como en el problema que supone diferenciar lo amateur y lo profesional, a docentes y a almunos o hacerlos convivir de modo horizontal en un mismo grupo o proceso. El joven fotógrafo – cuyas inquietudes y angustias resultan comprensibles aunque no justificables - deseaba valorizar su trabajo en un momento en el que intenta pasar de amateur a profesional. Sin embargo, la confusión producida por la falta de comunicación previa (habíamos hablado de lo económico en un ensayo en el que él no había estado presente) generó rispideces y redundó en un conflicto innecesario. Mi decisión de usar para la divulgación las fotos del colaborador y no las del “profesional” contratado, había buscado dar espacio y valor al aporte del voluntario, sin embargo fue tomado como abuso hasta que logramos zanjar las confusiones (no así su malestar) a través de varias conversaciones y explicaciones posteriores a la función.
 
Respecto a la división del trabajo, tanto en Rocha como en Maldonado discutimos la distribución de los diferentes roles en el equipo. Mientras que en Rocha mantuve el rol de “directora”, allí el colectivo de adolescentes se dividió entre quienes quisieron estar en escena y quienes se interesaron por los aspectos técnicos y comunicativos de la creación. Tuvimos entonces un grupo de “técnicos” que se encargaron de ayudarnos a pensar la música, hacer la web del proyecto, crear afiches, divulgar, dar nombre a la obra, y otro que creó e interpretó la obra desde el rol de bailarines-creadores. En Maldonado y aunque yo mantuve un rol propositivo desde la dirección, el desarrollo más continuado del taller de Leticia hizo que todo el grupo acabara por involucrarse con el diseño lumínico y la difusión al mismo tiempo en que estaban en escena. Por otro lado, durante el proceso creativo realizado en Maldonado, el grupo decidió que llevaríamos un diario de los ensayos y que la tarea de registrar los diferentes encuentros iría rotando. Esto aportó al proceso la creación de un relato paralelo sobre sí mismo y la conceptualización de lo que estábamos haciendo en el plano de la escritura y el ambiente virtual donde eso era compartido con otros2.

Si bien el tiempo de ensayos fue corto y eso fue en detrimento de que fuera viable discutir en profundidad el rumbo de la creación, la experiencia funcionó como una especie de maqueta o experiencia piloto de una creación colectiva. Esta restricción de tiempos hizo que las prácticas que hicieron a la materia prima de la obra fueran propuestas por mi a partir de lo hecho en los Episodios I y II. Sin embargo la orientación temática que ambos grupos propusieron - la del bullying en Rocha y la del error en Maldonado - nos confrontaron con la tarea de cruzar las premisas, adaptándolas y enfocándolas desde la perspectiva propuesta por el grupo.
Repensar, organizar y llevar a prácticas, el significado de lo colectivo como forma de trabajo considerando los diferentes arreglos y pre-acuerdos (o en otras palabras nuestro “pacto educativo”) y acuerdos del grupo, fue uno de los objetivos del proyecto que más potente se mostró durante su realización. En resumen hubo espacio para discutir la división del trabajo y de roles, los modos de organización interna y de creación en grupo, pero también las implicaciones económicas de ser un colectivo y las condiciones concretas de producción de esta obra llamada Episodio III.
 
Otro de los objetivos alcanzados fue compartir con el grupo participante las diferentes etapas y mediaciones implicadas en el proceso de crear y mostrar una obra: conseguir lugar para ensayar, ensayar, la divulgación, el espacio para la presentación, decisiones internas al proceso, la relación con el público, disusiones sobre el tema de la inteligibilidad o la abstracción versus carácter explícito de la obra que creamos.
 
Noté que para los adolescentes - tanto quienes tenían experiencia en danza como los que no - un tema significativo es porqué la danza intenta y logra o no transmitir un mensaje; de qué modos es comprendida o no comprendida, porque a veces emociona y otras hace pensar, qué diferencia hay entre lo que el artista quiere hacer y lo que la obra hace en el mundo
 






 
Me encontré con que los adolescentes participantes están lejos de comprender o conocer ciertos consensos que nos resultan a esta altura normalizados en el círculo experimental de la danza contemporánea. Por ende, el huir del significado explícito, o la preocupación por lo que el público “va a entender” o por lo que “queremos decir” con la obra, se presentaron como desafíos planteados por ellos y a los que tuve que enfrentar y (re)pensar desde mi rol de coordinadora/directora.
 
Este aspecto también se presentó de forma diferente en el grupo de Rocha y en el de Maldonado. Los integrantes del primero no tenían referencias sobre los consensos del campo del arte contemporáneo, sobre la crisis del significado y sobre la imposibilidad de una comunicación sin ambigüedades en el terreno de la estética-política. Un punto de quiebre para mi fue cuando me vi defendiendo la consigna de no concentrarnos en la transmisión de significados, más que planteando el problema de la relación entre lenguaje y pensamiento del cuerpo. Intenté entonces repensar este tema junto a ellos.
 
Las experiencias educativas tienen la característica de que al encontrarnos con otros y tener que traducir para comunicar ciertos contenidos, nos vemos exigidos a repensarlos. El transmitirlo a nuevas generaciones hace que sea una responsabilidad pensar de qué modos reproducimos o no el campo, sus herramientas, sus políticas y estéticas. En este sentido el realizar este proyecto me hizo retomar preguntas como:
 
¿Porqué renunciamos a transmitir mensajes en nuestras obras de danza contemporánea?
¿Qué potencialidad tiene el cuerpo para pensar? ¿Es esta potencia transmisible o únicamente comunicable?
Cuando proponemos una creación colectiva ¿deben ser todos los roles iguales o es posible dividir el trabajo?
¿Qué implica que en una creación colectiva existan roles remunerados y otros voluntarios?
¿Qué implica el cruce entre un profesional y un amateur? ¿Es lo mismo que un estudiante y un docente?
¿Cómo una experiencia educativa puede consistir en una experiencia artística o viceversa? ¿Qué le hace a los roles de docente o director proponer formatos horizontales en la creación?
 
Sin dudas el trabajo “técnico” o las poéticas asociadas a las que nos aproximamos en el trabajo con Leticia – y que generaron entre los adolescentes un gran entusiasmo, dedicación y concentración - encaminaron el proceso a una concepción y discusión integral de la obra que fue posible viabilizar junto al grupo de Maldonado (no así el de Rocha).
 



Respecto a las autocríticas o debilidades del proyecto noté que si bien el cronograma preveía tiempos acotados para el trabajo con cada grupo, adaptando los objetivos a esa característica, éstos tiempos no permitieron procesos profundos de deliberación colectiva sobre algunos aspectos de la creación. Por otra parte, fue interesante cómo funcionó la consigna de adaptar la metodología y objetivos a las características y recursos disponibles en cada uno de los contextos y grupos de trabajo, creando de este modo, dos obras que si bien tenían práctica y principios en común, terminaron siendo sustancialmente diferentes y singulares.
Para finalizar comparto dos fragmentos escritos luego de las funciones de ambos Episodios III y que reflejan la singularidad de ambas experiencias:

Como casi siempre pasa en las obras de danza (al menos en las que he participado o creado) se termina de entender lo que es la obra cuando se presenta ante un público y algo de eso sucedió ayer. En lo personal yo estaba más nerviosa que en cualquier obra anterior que hubiera bailado. Quizás incidió que era la primera obra que dirigía sin estar adentro pero también tuvo que ver con la emoción que me produjo ver el involucramiento y entrega total del grupo a lo que estabamos haciendo y el amor puesto en ello. La cosa es que temblaba y tosía (hasta activé una luz erróneamente por lo nerviosa que estaba) mientras los artistas de Episodio III ya estaban en escena y disfrutando de hacer ante otros lo que varias veces habíamos ensayado juntxs.
 
 La magia de la improvisación: entrenamos y practicamos nuestra habilidad para habitar una realidad que es diferente cada vez. Cada vez!
 
La obra duró unos 45 minutos, fue musicalizada por una canción que nos encantó de Carmen Sandiego, y fue aplaudida por unos 40 o 50 espectadores con quienes después tuvimos una charla sobre lo que habían visto.
Nos preguntaron de qué se trataba, cómo la habíamos hecho y de qué se trata la danza contemporánea, sobre el uso de la palabra en escena, sobre la historia que contaba. Yo respondí algunas preguntas pero lo mejor fue escuchar al grupo hablar de la obra creada juntxs. Hablaron de que nuestra decisión había sido no por mostrar ejemplos de bullying o abuso “ya que es lo que vemos todos los días” sino explorar y mostrar otras formas de relacionarnos, otros modos de estar juntos, de cooperar, de “componer escenas individuales sin nunca perder de vista que estamos siempre con otros”, “ser otrxs”, de identificarnos y diferenciarnos, de sanar juntas. El equipo técnico también tomó la palabra.
 
Si bien durante el tiempo de trabajo tuvimos discusiones y diferentes puntos de vista, ayer fue claro que logramos convivir con esas diferencias y desde ellas hacer algo colectivamente.
Ahora pensamos en la posibilidad de continuar investigando. Algunos estudiantes que vinieron a la obra se acercaron entusiasmados con lo que habíamos hecho y mostrando interés en participar de algo así. (Rocha)

Episodio III es una obra donde intentamos hacer lo imposible. una obra sobre el error como acontecimiento. una obra sobre danza contemporánea y deshacer el entendimiento. una obra sobre hacer sin identificar. una obra en que la música nos baila. una obra sobre telepatía. una obra adolescente para todo público. (Maldonado)


Links al proyecto en proceso:

Episodio III Maldonado

Episodio III Rocha

Proyecto Episodios
Blog:
Facebook:

Leticia Skrycky
Enredanza











2Ver diario del proceso en la página de Episodio III Maldonado: https://www.facebook.com/episodiotreserrorcolectivo/?ref=ts&fref=ts.

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