estamos en momentos donde saber a qué decir que no, ya no nos alcanza:
necesitamos algún sí.
que la prioridad pueda ser asomarse a agradecerle a este sol
cambiar purismos y certezas por la generosidad que desata la identificación de una urgencia (que no se conjuga sólo en primera persona),
abrazar a una amiga o pasar el día escribiendo poesía de esa que construye mundos moviendo un poco a este,
de escuchar canciones, de pasar el tiempo pensando juntes,
de sentir y sentir como antídoto a este odio cáustico y fosilizante que quiere meterse por todos los orificios y ventanas,
de no tener miedo al jipismo, al utopismo, a la pasión, que el nihilismo neoliberal ha dejado tan mal paradas,
de practicar el “y si..”; de imaginar y especular: en el presente nuestras principales armas políticas.
de confiar en el cuerpo y en la intuición. de darle duro a la telepatía y al sexo. de darle espacio y aire al deseo, que no se nos ahogue en impotencia o depresión.
de pensar bien qué decimos y que nos decimos, sin que gane el miedo a hablar,
de meternos los diagnósticos en el orto,
de habitar el silencio cuando abrumadas pasamos días sin saber qué decir,
de dejar salir la voz aún en medio del desconcierto, aún cuando suene bajita en medio de tanto ruido, aún cuando tiemble por la conmoción en la tripa y el nudo en la garganta,
de des-sofocarnos a puro baile y beso, a puro cualquier-cosa-que-nos-reencuentre-con -estar-vivas,
de robarle todo a los saqueadores y a los padres fundadores,
de ofrendar algo,
de hacer una pausa y usar cualquier técnica - meditación, taichi, grito a lo loco, 10 vueltas a la manzana, catarsis psicobioenergética, terrorismo en el jardín, avistamiento de ovnis, inyección de corticoides, cocina compulsiva, desmesura de color - cada vez que nos invadan esas ganas de ceder al “¿sabes qué? ya fueee!!! que se vaya todo bien a la mierda” (¿te suena?),
de repreguntarnos cómo volvemos al amor un proyecto seductor, otra vez. de hacer de la guerra al fascismo un proceso creativo,
de sacar fuerzas del nada (o poco) que perder,
de abandonar la política de lo sensible y cultivar como se pueda una sensibilidad para la política, que sin ser idealista, esteticista, perfeccionista, masiva, efectivista, mainstream o evidentemente dotada de un gran poder, SEA.
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