jueves, 17 de diciembre de 2020

Cultura es política: trabajadores de la cultura y pandemia: abordajes y acciones realizadas (INFORME ANUAL SERPAJ)

 

 

CULTURA ES POLÍTICA 

trabajadores de la cultura y pandemia: abordajes y acciones realizadas


Por Lucía Naser en colaboración con Lucía García, Ignis Lois, Ximena Echevarría y Victoria Cestau*


 Foto: Primer Ensayo por Leidy Laura Sosa

 



Ya estábamos bastante mal preparadas para movilizarnos y organizamos ante el ajuste económico y la creciente popularidad de ideas de derecha que la coalición promovía con éxito desde antes de ganar las elecciones, cuando la pandemia vino a cambiar el escenario y los desafíos para el sector artístico.


Para hacer un duelo y aceptar una pérdida a veces hay que perder otra le leí hace un tiempo a un filósofo que hablaba de muerte y erotismo. Y quizá si, hay cosas que están muriendo, pero también es cierto que la crisis tiene la posibilidad de erotizar zonas entumecidas por la inercia de los procesos largos.


En tanto artistas que se piensan a sí mismes y a sus colectivos como actores políticos deseantes de transformación, nos dejamos morir un poco durante la era progresista. La llegada de lo más rancio al poder gubernamental nos hizo ver que ya olía a podrido desde hacía mucho tiempo en tantos lados lejanos y cercanos. El mix de gobierno reaccionario más pandemia puso a la cultura en la zona de lo prescindible y a nuestras existencias como trabajadorxs en el universo de la inmaterialidad con la que tan problemáticamente se habla del arte, del campo simbólico. Pero lo que hacemos es como decía Restuccia “asquerosamente material”. Y nuestros cuerpos siguen comiendo y en funciones, aún sin funciones. Estas obviedades son difíciles de transmitir en un mundo que iguala ser a producir. Sin función(ar) no hay reconocimiento. Ecuación infame que sin embargo fuimos incorporando en el correr de los últimos años y que nos estalló en la cara durante estos meses de pandemia donde el teatro fue prohibido, la fiesta desaconsejada, los cuerpos rodeados por cintas de peligro, el contacto vigilado, los encuentros perseguidos.


El arte es encuentro y ante la imposibilidad de encuentro con públicos, no nos quedó otra que encontramos entre nosotres. Este texto creado colaborativamente busca reunir experiencias y acciones sucedidas durante los meses de marzo a octubre del 2020 desde el campo de las artes escénicas. La premisa que guía su escritura es que política cultural es lo que actores culturales hacen políticamente. Permanentemente componemos relaciones y creamos formas de vida; la política cultural no son sólo las medidas que el estado anuncia y ejecuta. Política cultural es el modo en que el campo cultural se organiza para producir, reproducir algunas ideas y sensibilidades y rebatir otras; es la forma en que hacemos lo que hacemos y las reverberaciones que nuestras creaciones e intervenciones producen.


Las acciones que colectivos organizados realizan y los modos de organización que hacen posibles esas acciones, no son sólo un pedido, anuncio o proclama sobre el mundo que queremos: ya son pedazos de ese mundo. Somos creadorxs de relaciones. Somos respuestas desde el presente a un futuro en construcción que no renuncia a su historicidad. Nos afectan y atraviesan legados del pasado con los que queremos bailar sin monumentalizarlos haciéndonos presas así de tradiciones que nos pesen.


Venimos en una inercia de desorganización. Miramos al pasado del “arte independiente” como un país lejano que alguna vez visitamos cuando todo era difícil, gris y oscuro (como si ahora no lo fuera). Cuando nos juntamos es por mini micro sectores que se miran entre sí como si nada tuvieran que ver. Cuando nos movilizamos es por algo puntual, demasiado puntual. Hemos estado excesivamente ocupadas intentando hacer lo que amamos y dejando en último lugar el espacio para hacernos algunas preguntas.


Hoy empujadas por la necesidad, emerge una claridad entre tanta bruma: el arte tiene herramientas para intervenir directamente en el entramado; podemos usar la creación para decir lo que queremos decir y hacer lo que necesitamos hacer, políticamente. Culturalmente.


La crisis muestra un efecto secundario que en algún punto nos pega bien. La urgencia de lo real llama a la puerta. No es lo real conocido, pero aún así nos pone en común, nos expone, y nos pide actuar colectivamente. Este texto narra algunos de esos actos que ponen a la política en escena, o viceversa. Qué importa eso en un mundo patas para arriba*.



7A / Por Lucía García



El 7A surge del deseo profundo de volver a hacer. Surge de la necesidad de activar fuentes de trabajo y del enojo de ser una vez más el último orejón del tarro.

Las dos pandemias que nos azotan, una sanitaria, otra política e ideológica, se combinaron para golpearnos duro, para hacernos pagar otras militancias. Un ajuste de cuentas disfrazado de emergencia sanitaria. Porque en un ómnibus podemos viajar 40 personas apretadas pero el teatro se prohíbe. Porque podemos ir a la feria y a la misa, pero el teatro no se abre. Porque podemos ir al shopping y a hacer deporte pero para el teatro se inventa un protocolo ridículo.

La cultura es de izquierda. El teatro es de izquierda. Más allá de lo partidario.

El teatro paró un 13 de marzo y siendo setiembre sólo han vuelto a trabajar el elenco de la Comedia Nacional (que nunca vio vulnerada su economía) y elencos que están desarrollando su actividad en salas grandes. La realidad es que el 80% del teatro independiente no funciona en salas grandes. Mucho de ese teatro no se desarrolla en ninguna sala. Funciona en espacios alternativos, galpones, centros culturales de barrio. Y Montevideo es pequeña y nos conocemos todes. Todes sabemos que eso es así. Las autoridades y el sindicato también lo saben.

Un día de hartazgo y angustia escribí algo en una red social. Eso resonó en otres y en 24 horas se organizó una reunión histórica donde había representación de todos los sectores del teatro (SUA, FUTI, independientes sin sala, gente del circo, de la danza, técniques). En esa reunión por unanimidad decidimos que el teatro volvía el 7 de agosto. Y le exigimos a SUA una asamblea urgente. De las asambleas más emocionantes que recuerdo.

Políticamente es un movimiento que surge de las bases. No se pudo hacer el 7 por lluvias, pero sucedió luego, el domingo 16. Teatro en la calle, intervenciones de protesta en diferentes puntos de la ciudad con el objetivo de juntar a la gente y contarle que les trabajadores de la cultura están en una situación de urgencia, sin poder trabajar, sin cobrar, sin poder hacer lo que aman hacer.

Es un levantamiento cultural, es lucha desde la base, sin más organización que reuniones donde todes aportamos ideas, trabajo, donde pensamos colectivamente. Somos parte del sindicato. Pero una parte que ha estado poco representada, que entiende que puede haber formas distintas de militar y de hacer política. Creemos que es necesario apropiarse de las herramientas, que es importante integrarse, ponerle el cuerpo a la militancia, salir de la comodidad y a veces la terrible soledad de la sala de teatro. No queremos hacer teatro para 4. Somos trabajadores, sumamos en las filas de la masa desocupada de la población,somos parte de la cola de la olla popular. No hay distancia. Necesitamos romper ese prejuicio de que el teatro es para pocos. Es para todes. Igual que la necesidad de tener salud, de no tener hambre, igual que el deseo y la libertad.

Salimos a la calle a encontrarnos con les vecines, les espectadores, accionamos. Como un corso, una bandada de bufones, como un coro griego.

Salimos porque el teatro es encuentro. Porque el encuentro nos hace fuertes, nos ampara, nos inspira.

Porque el teatro es necesario.



INTERSOCIAL CULTURAL / Por Ignis Lois


La intersocial es un espacio de militancia social que venimos construyendo desde Abril entre compañeros de diferentes campos artísticos, que nucleados en sus sindicatos o agrupaciones deciden integrar un espacio de coordinación mas amplio, en el entendido de que la unidad en la acción es el camino que se nos presenta mas oportuno en esta coyuntura de avance neo liberal.

Carnavaleros, músicos, actores, escenógrafos, artistas de circo, danza, técnicos de escenario, escritores y artistas plásticos en menor medida, ya que estos campos se presentan con mayor dificultades organizativas para nuclearse.

Y bajo la idea de que el trabajo con la cultura es una parte importante en la transformación social, y que la crisis casi endémica de estos sectores, agravada por la crisis económico/sanitaria que trajo el covid no hizo más que evidenciar aún más las condiciones de precariedad mediante las cuales desarrollamos nuestras actividades artísticas, llevando a una emergencia cultural a un sector que ya contaba con muy escasos apoyos públicos, y con errantes y discontinuadas políticas públicas, sectores que por su progresivo acostumbramiento a trabajar en régimen de precariedad (aún mucho más durante la era progresista), les trabajadores recurren una y otra vez a la autoexplotación permanente por el propio deseo ferviente de mantenerse realizando las actividades vocacionales elegidas como modo de vida.

Nos une fundamentalmente el paraguas de exigir al gobierno destine un mayor presupuesto al desarrollo de los sectores de la cultura(artística) que entendemos están depreciados, en ese sentido hemos desarrollado una serie de movilizaciones en conjunto con la intersocial (de la cual formamos parte) con una plataforma común exigiendo medidas urgentes como una renta básica de 15 mil pesos para todas las personas sumergidas, entre otras medidas.

También estamos convencidos que enfrentamos un gobierno profundamente autoritario y demagógico, que perversamente intenta manipular y dividir el campo social para imponer profundizando el modelo altamente mercantilista de nacionalismo competitivo que viene desarrollando el progresismo estos últimos 15 años. Que no reconoce las organizaciones de los trabajadores, que utiliza estrategias como la mentira descarada en prensa o Twitter, llegando incluso a valerse de la vigilancia o espionaje en redes sociales, un stalkeo constante de como opinan sus funcionarios trabajadores de las direcciones de cultura, Sodre, etc.

Es decir enfrentamos una pérdida aún mayor de la calidad democrática en pos de la construcción de políticas culturales, si bien el progresismo con el plan nacional de cultura solo constituyó un simulacro de participación en definición de políticas culturales, este gobierno acrecienta la brecha entre quienes definen las políticas culturales y quienes las asumen, deja por el camino conquistas importantes como la ley de teatros (que actualmente en la ley de presupuesto se encuentra sin fondo) y recorta programas que significaron un avance como centros Mec entre otros.

Muchas son las resistencias que se activaron a este nuevo modelo, desde lo visceral, de organización y acción más espontánea como el caso de ensayo abierto, el cual valoramos de forma muy positiva, y buscamos acompañar, tratando de unir acciones y esfuerzos y discursos con un horizonte emancipador. Tratar de sumar en organización y acción a un campo donde históricamente hemos estado dispersos, es una tarea política que se impone a este momento político.

El espacio de las reuniones (de los jueves a la noche generalmente) a veces presencial en el sindicato de actores que por su historia y capacidad organizativa es quien nos acoge en su sede, y muchas otras por zoom (herramienta que la pandemia activo para el encuentro y la organización de los cuerpos) suele discurrir entre la puesta en común de en qué situación anda cada colectivo, y las perspectivas de acción de acuerdo al duro contexto al que nos enfrentamos.

Tratar de cruzar perspectivas, encontrando los caminos en común que podemos transitar, parece ser el potente horizonte que intenta construir esa naciente organización que es la intersocial cultural.



PRIMER ENSAYO / Por Ximena Echevarría en colaboración con Victoria Cestau



Primer ensayo es un colectivo conformado por distintes artistas independientes y trabajadores de la cultura, que se crea con el fin de visibilizar la precariedad laboral de este sector, que fue duramente azotado por la crisis sanitaria declarada a mediados de marzo del 2020. La forma que este colectivo lleva a cabo su lucha es a través de la intervención artística callejera en distintos espacios públicos de la ciudad de Montevideo.


La gran parte de sus participantes provienen de las artes escénicas, mayoritariamente del teatro. El colectivo se encuentra abierto a recibir colegas de otras disciplinas artísticas, porque fundamentalmente se encuentra en constante construcción ante un escenario tan dinámico y complejo como el presente.

Construimos día a día, asamblea a asamblea.


El nombre de Primer Ensayo refiere a que cada acción es única y si bien se piensa y trabaja, el Primer Ensayo sucede ese día. Se ensaya mientras se da la acción. Es un momento de unión, de ritual, de trabajo en equipe.


A medida que el colectivo se fue organizando y conformado han presentado, desde el mes de junio distintas intervenciones, algunas de ellas son: “Platea en plaza”, “Vamos a tomar el té”, “Vacaciones sin Trabajo, Niñes sin Teatro “Trapitos al sol”, “Les Otres”, “La salud”. Los

escenarios callejeros y políticos han sido diversos: Plaza Independencia, Teatro Solís, Presidencia, Plaza Libertad, Teatro de Verano, Palacio Legislativo, Casa Presidencial, entre otras.


Cada propuesta responde una estética creada puntualmente para cada performance, sin embargo todas responden a los mismos reclamos. Además de luchar por los derechos de les trabajadores de la cultura, el colectivo lleva a cabo jornadas de formación interna donde también problematizan otras temáticas de interés como la violencia machista, asunto que también aumentó y profundizó las desigualdades de género en el contexto de la pandemia actual.

Desde que comenzamos a salir a la calle, a la acción, nos han cuestionado desde muchas partes, desde el ámbito político y desde lugares en donde se juegan intereses ajenos al colectivo. Nos mantenemos autónomes, luchando por lo que creemos justo. No nos callarán.

Salir a la calle se transformó en la forma que encontramos de visibilizar, de no dejar que otres manejen nuestro sentir. En uruguay hay muches artistes y la mayoría se encuentran en estado de precarización. La pandemia dejó eso a la vista.

Somos trabajadores de la cultura.

Seguiremos saliendo a las calles cada vez que el sentir lo determine y seguiremos construyendo equipe y pensamiento crítico más allá de lo que nos dictaminen.




* Agradezco a cada une de les compañeres que han creado y sostenido las acciones realizadas desde los colectivos 7A, Primer Ensayo e Intersocial cultural. La presentación de estos espacios fue tejida junto a colegas cómplices a quienes invité a compartir a través de un texto su experiencia como participantes de estos espacios desde un punto de vista subjetivo, parcial y con foco en los sentidos políticos de las formas de organización que se están poniendo en práctica en cada uno de ellos.


El informe anual completo de SERPAJ está disponible en:

https://autores.uy/obra/15991  

http://www.serpaj.org.uy/

jueves, 10 de diciembre de 2020

Solxs con todo

SOLAS CON TODO  


Publicado y escrito para LUCA 

http://luca.exit-1.mx/ensayos/solas-con-todo


¿Puede ser la intimidad una lengua propia? Si nuestras existencias parecen estar a la intemperie, ¿no debemos elevar la apuesta y pensar, aunque sea transitoriamente, la intemperie de la comunidad? ¿Qué nuevos vínculos encontraríamos ahí?

¿Qué hago ahora conmigo misma? ¿Y a quién le importa un carajo lo que tenga para decir(me)? Y sin embargo no hay materia más ineludible. 

Buscándole sentido teleológico a esta pandemia no llego a ningún lado. Con la ficción a cuestas, inventarme uno me está salvando. Pruebo bailar esta defensa de la soledad y este rescate extraño de la relación conmigo misma. Me aferro a eso como a un plan, como a un plano. Hace demasiado tiempo que sé que huyo, más que nada, de mí. Al final quizá el infierno no son les otres. 

Infiernos compartidos, diría yo. La búsqueda de un propio ritmo es también camino a la comunidad con otres. Cómo vivir juntos puede ser la coartada para pensar sobre cómo vivir solas. Qué difícil poner de moda la soledad, ir contra el tiempo. La popularidad es la moneda más cotizada, más que el índice Dow Jones. Ser escuchada y vista por otres es el máximo valor. A cualquier costo. Followers incondicionales.

La soledad es peligrosa. Le tememos y no es por nada. Salvo excepciones reglamentadas, la soledad es vista como patológica, desviada, anormal. La soledad en términos individuales está mal vista pero más que resolverla se nos pide ocultarla. Las paradojas del individuo masa. 

Si Foucault se despertara hoy, en la “nueva normalidad”, yo creo que se pega un tiro. 

De verdad que intenté escribir sobre la soledad durante la cuarentena pero lo que menos hemos hecho es estar solas. Con presencias que van desde la televisual a la telepática, la fuerza de la conformidad se cierne sobre nuestros cuerpos como un yunque pesado. Vivimos momentos fotografiables y viralizables, performances potencialmente compartibles, en pose. A la intensidad hay que buscarla en la pantalla.   

Mundo-anestesia. Cada vez más acostumbradas a estar quietas. Incluso hemos mejorado en el oficio de estar físicamente solas. ¿De qué sirve esta habilidad? 

Estamos en contacto con otres sin descanso, pero ¿qué tipo de contacto? El odio es una relación de intimidad. Se dice que exponerse es vulnerabilizarse, pero ¿desde cuándo querer estar sola me da culpa? Sola sola, digo. Me encuentro convenciéndome de que aislarme no es una buena idea. 

La sociedad del espectáculo y la cultura de las redes asentaron dispositivos de sociabilidad que nos imponen elegir siempre estar con otres. Toda una retórica de compartir, de exponerse como sinónimo de vulnerabilizarse y de que somos seres gregarios por naturaleza fue minando, excluyendo e incluso penalizando ese territorio que llamamos la soledad. Pero al mismo tiempo en que el colectivismo compulsivo se impone, el individualismo y la venta al mercado de nuestro capital subjetivo, en tanto individuos, pautan las relaciones que mantenemos con el capital y con los medios de reproducción de la vida.

Si comunidad son las redes sociales empiezo a sospechar que la comunidad es una mierda, o que hicimos en su nombre cualquier enchastre. Llenas de discursos sobre la comunidad absorbimos como esponjas a la comunidad tal como había sido apropiada por el neoliberalismo y la reprodujimos en nuestras formas de vida, abriendo la puerta a la precariedad y fragmentación. 

Hay cosas para hablar en el chat y hay otras que no. 

Hay que desromantizar la comunidad. Enardecides en su defensa quizá caímos en una trampa, perdiendo espacio para preguntarnos qué tipo de comunidad queremos construir, mientras desesperadamente intentábamos pertenecer y ser aceptades y reconocides por alguien sin importar costo o mecanismos. 

Esta búsqueda de aceptación (que otres ya llamaron economía del reconocimiento) puede tener como efecto secundario un profundo autodesconocimiento. Un autodesconocimiento que podríamos pensar junto a Barthes como la pérdida del propio ritmo, como una crisis de idiorritmia.

Vamos a tientas intentando sentir un ritmo colectivo donde poder encontrarnos con otres –si no tocarles, al menos vibrar juntes. Sintonizamos con una señal móvil, en una sintonización en movimiento, con sus variaciones, crecientes e impasses. Ritmo de transformación de los ritmos. Escuchar los ritmos y entrar en ellos con otres: así podría definirse la política. ¿Cómo entrar en ese ritmo? ¿Cómo evitar las distorsiones inevitables de la escucha? ¿Como no pasar al menos por un chequeo rápido de lo que me pasa cuando escucho? La sinceridad del yo está en el ritmo. 

Bebiendo de la literatura, la naturaleza, la historia y las religiones, Roland Barthes dedica en 1977 todo un curso a lo que llama idiorritmia. Lo esconde bajo el título Cómo vivir juntos, casi como si supiera de la peligrosidad de la pregunta, casi como traficando ese pensamiento dentro de un paquete envuelto con otros colores. En el prefacio Alan Pauls lo dice con todas las letras: en plena revolución sexual, de creación de formas colectivas y vidas libertarias de un París post-68, donde las calles tienen todo el protagonismo, Roland se atreve a proponer mirar para adentro. Con sus acuarelas, su piano, sus textos sobre los griegos, el filósofo se permite ir contra el tiempo colectivo, contra los consensos y las tendencias, para buscar el propio ritmo.

  • Paradoja erótica: los cuerpos están juntos y sin embargo no hacen el amor. Cuanto más forcluida está la idiorritmia, más alejados está Eros. Idiorritmia: dimensión constitutiva de Eros. -> Relación proporcional entre la movilidad de los ritmos particulares, la aereación, las distancias [....] Idiorritmia: protección del cuerpo en la medida en que se mantiene distante para salvaguardar el precio del cuerpo: su deseo. (Pág. 84-85).

Encontrar filósofes que se interesen por el autoconocimiento como una forma de vivir mejor juntos es como poder respirar. 

La respiración es siempre diferente pareciendo siempre ser la misma. El secreto que la obra y la vida guardan son las mil maneras en que una misma música puede ser percibida, que un mismo paisaje puede ser apreciado, que una persona se re-presenta a si misma aun sintiéndose la misma. 

La entrada en escena de la proximidad de la muerte y el confinamiento no elegido nos encerró en el cuarto con nosotras mismas. Pero en este encierro no estamos solas, no se nos deja en intimidad. Parafraseando a Deleuze: las cuarentenas contemporáneas no consisten en estar solas sino en no lograr, ni siquiera en medio de una pandemia, estar lo suficientemente solas. 

La sociedad ve a la soledad como algo peligroso: un organismo que necesita cohesión para sobrevivir organiza dispositivos de castigo para lo que le juega en contra. 

El espacio para la soledad costó sangre, sudor, lágrimas y otros fluidos a cuerpos del pasado. Anacoretas, eremitas, marginales, suicidados de la sociedad, parias, monjes y cultivadores del retiro. Hay soledades buscadas y elegidas, que se reivindican como formas de vida. A veces el móvil de esas soledades es huir del mundo, otras la búsqueda de un mundo interior como espacio presocial donde radican verdades y libertades aplanadas por la agencia controladora de otres, otras la creencia de que yendo hacia el “uno” se está yendo hacia el gran todo.   

La soledad fue impuesta a otres: “madresposas, monjas, putas, presas y locas”. La soledad es cool como pose colectiva pero su práctica radical es prohibida o al menos seriamente no recomendada. 

Otra pandemia, la de la depresión, puede decirnos algo sobre el lugar decodificado y finalmente materializado en clave patológica que simbólicamente ocupa la soledad en nuestros imaginarios y formas de vida contemporáneas. Pero ese es otro texto. 

Nuestras vidas son cada vez más homogéneas y creo que ya no leo historia para saber qué pasó sino como hurgando en formas de vida, en experiencia biográfica colada en las historias. Aquella figura bien de los siglos XIX y XX, con vida de una abundante serie de cambios y viajes, hijes, matrimonios, negocios exitosos y fallidos, amigues, enemigues, libros, muertes, asesinatos, renacimientos. Figuras que reaccionaban a las crisis de su tiempo con gran altura artística, política, filosófica, me dan nostalgia. Hoy estamos todes ahí medio en la misma, ahí con nuestras compus. 

Podría contrargumentarse: Los tiempos se han acompasado y nos compartimos más. Puede ser. Cuánto querría que así fuera. El individuo que se corta para vivir sus aventuras tampoco es mi role model y demasiadas veces tiene pito. Demasiadas veces es un depredador de vidas en comunidad. 

Me invitaron a hacer un árbol genealógico y no llegué ni a dos ramas. ¿Dónde empieza “una”? Son tiempos de narrar nuestra historia. El feminismo nos está lanzando a eso, y la narración transforma, hace pasar de nuevo por sí misma y de ahí no se sale igual nunca. 

Me paro en y defiendo la fractura. La fractura desde afuera no es lo mismo que la fractura desde adentro, arquitectónicamente hablando. Me voy a la fractura con esta supuesta normalidad impuesta. La fractura en la continuidad.

Disiento del ritmo conveniente, del eficiente, del sugerido que enseguida es el obligado. Me salgo y al salirme me doy cuenta de que no tengo ni puta idea de qué voy a hacer en esa intemperie. La competencia y la deuda interna conmigo misma me tienen harta. El constante monitoreo. Saber o hacer de cuenta que sé donde estoy.

La tierra puede volverse plana pero si algo podemos constatar es que el ruido que entra por las redes sociales nunca se acalla. Nunca nos deja soles. No podremos ni en la cuarentena más larga estar con nosotres mismes. Ocupades en aprender a vivir de esta nueva forma, agradecides porque podemos ver el interior de las otras vidas y casas sin movernos, adictes a revisar la entrada de un nuevo mensaje o notificación, redactando el borrador, el diario, tenemos suficientes distracciones para atravesar la crisis sin que nada entre en crisis. La polémica diaria en redes nos suministra el placebo perfecto de participación en el ágora. El riesgo de la escucha propia queda así lejos, muy lejos, casi tan lejos como nosotres de nosotres mismes. El neoliberalismo coreografía formas de hiperconexión que se sostienen sobre vidas profundamente solitarias. Les otres están ahí siempre pero para competir, para juzgarnos o para mostrarnos modelos de lo que deberíamos estar siendo/haciendo.

¿Estaría dispuesta a una posición marginal si mi deseo me llevara a eso? O iré ajustándolo para que jamás me expulse de la matrix? ¿Cómo hacerme en soledad no por adaptación o por exclusiones anti-exclusión? 

Hay quien desea el margen y hay quien desea cosas que le llevan ahí. Podría volverme loca de dios, de sexo o de odio en las redes, volverme hurgadora de un mundo sin fondo y sin figura, volverme disidente del neoliberalismo, linyera, rota. Las formas de vida siempre están ahí, haciendo las biografías. Desde dentro miro afuera. Y dentro está el todo. Y todo está adentro. Veo a muches rotes, mucho sujeto irreparablemente desgarrado, fracturado y herido. Hacer de tu marginalidad el mainstream no vale como ruptura. 

El secreto. El miedo secreto y a la vez explícito de volvernos loques. No sólo o no tanto por la locura en sí sino porque sabemos el costo social que eso tiene.

  • El que viva verá. Me viene la idea de que, en secreto, persigo la historia de mi miedo. O, más exactamente, la historia de su desenfreno, más precisamente aún de su liberación. Sí, de veras, también el miedo puede ser liberado, y en ello se ve que forma parte de todo y de todos los oprimidos.Casandra, de Christa Wolf

El margen siempre late: es un abismo que llama al encuentro con el secreto. En soledad hay un espacio para preguntarnos que nadie tiene por qué conocer. Guardo un lugarcito en el colchón para cosas esas cosas que quiero para mí misma. Para que vivan cosas que aún no entiendo o que no se ven nada bien. ¿La transgresión es más filosa cuando permanece en secreto o cuando se publica?

Tengo la vaga sensación de que debería estar deseando y buscando más cosas. Qué desmovilizador es el “hago lo que puedo dentro de lo que hay”. Sabe a que debería haber algo más. Y menos de muchas cosas. 

En pleno tironeo. Ir hacia adentro para ir hacia afuera. Desear la disolución del yo en les otres no es suficiente. Tampoco resignarnos a que ésta es una búsqueda sin salidas. No quiero entregarles a los románticos y a les poetas maldites las tribulaciones sobre el yo. No me rindo del todo a la fragmentación. 

Soy una autobiografía anónima que se escribe en los hechos.

La intimidad puede ser una lengua propia. ¿Cómo poner esa lengua en contacto con otras salivas? La traducción siempre ha sido cómplice imprescindible. La traducción es el espacio que deja vivir a los dos lenguajes. Renunciar a la intimidad como lengua propia es renunciar a cualquier experiencia no mediada por la mirada de les otres.

La politización de lo personal destranca puertas del cautiverio que padecían sujetos desviados de las normas. Pero esta politización en colectivo necesita de una politización de lo personal en espacios individuales o íntimos, de volvernos hacia una escucha de esa intimidad que no ha sido ni será revelada, de orientarnos a la búsqueda de un propio ritmo. Sin eso, nada. 

Un acto transformador es un precipicio. Te tirás y te puede salir bien la tirada pero aún falta el aterrizaje. Una relación morbosa con el cambio. Algo que estaba en el aire es organizado en forma de lenguaje. A veces ese acto consagra y clarifica. A veces mata a la cosa misma. A veces es penalizado, incluso en nombre del propio concepto. A veces quien porta la voz es silenciada. Y el acto de habla se vuelve injuria, en contra.   

Quiero crearme una estética de la existencia. Una obra que estalle en rasgos. Somos un conjunto de intentos desesperados por estar con otres. De la comunidad no se sale ilesa. No se sale. 

Quiero una soledad con interrupciones reguladas, con grados variables, con suelos desnivelados, con rajaduras y espectros. Una soledad para estar sola. Sola con todo, inclusive conmigo misma: las grietas, los fantasmas, los deseos, los miedos.  

Una soledad para estar a solas con todo.

domingo, 9 de agosto de 2020

Agridulces sobre la lactancia

Semana de la lactancia materna. quizá fuera suficiente decir lactancia y ya.
Leí hace un tiempo: toda leche es leche de madre. dejando afuera claro la de almendra o coco, es tan evidente y sin embargo me impactó tanto pensarlo. siendo vegetariana desde los 17 no consigo sin embargo concebir la vida sin "ese quesito" . dicho eso, volverme yo una fuente de leche para otre cambió todo en mi manera de pensar ese consumo, una más de las crueldades que naturalizamos como el pan de cada día. 


Lo elegido y lo coercitivo tienen todo que ver con la lactancia, y en general con esto que llamamos ser mujer.
Lactancia: experiencia de unión y entrega y al mismo tiempo vehículo de mucho trauma para tantas. espacio íntimo pero también espacio público donde somos apoyadas a veces pero también juzgadas tantas otras. el éxito o fracaso en la lactancia es leído socialmente como síntoma que permite diagnosticar si se está o no frente a una Buena Madre.

La culpa por no dar teta (le das complemento...?!) y también por dar demasiada teta (sigue tomandooo?! todo el día en la teta!). la teta es entrega que implica un montón de hacer pero también mucho de no hacer: no distanciarse demasiado tiempo de le hije con todo lo que esto implica en la vida laboral social personal de una, no drogarse, no escabiar.
 

Librada de la presión social que todo lo alcanza, la lactancia es sin duda nutrición y es la continuación del vínculo intrauterino por otros medios. es amor. es comunicación.
su experiencia conecta con lo que le pasa a tu hije pero también con la relación con tu propia madre, contigo misma y lo que sos capáz de dar, lo que querés no dar. te conecta con la relación con tus compañeres de crianza con quienes la teta expone asimetrías en las posibilidades de cuidado: asimetrías imposibles de eludir y que requieren laburo para re configurar igualdades.
la lactancia fue para mi uno más del tsunami de asombros que la maternidad me trajo y que ningún libro o relato ajeno es capaz de anticipar
 

Celebro la lactancia pero no la romantizo, ni defiendo la palabra "natural" en nuestras vidas, tan construidas en torno a consensos cambiantes (arbitrarios) que van moldeando nuestras formas de vivir.
sí a la lactancia, a ese momento de secreto ancestral en el que la vida te sale literalmente por todos los agujeros. y no al paradigma mentiroso del "cada una como lo sienta" pero la mirada de reojo sí no lo sentís como hay que sentirlo.
 

Hoy estoy a un año y cuatro meses de teta, a veces la experiencia más hermosa, a veces el cansancio, la impaciencia, la intuición de que todo proceso de unión y desunión tiene momentos de armonía pero también sus fricciones, sus dolores, sus tironeos.
La vida misma.

viernes, 3 de julio de 2020

Ser el golpe. Vivió y murió Alberto Restuccia (1942-2020)

Murió Alberto Restuccia (1942-2020)


Yo ya fui al velorio de Alberto Restuccia/Beti Faría.
Fue una noche fría de 2016 en el Bosch: nos había convocado bajo el título “Funeral en vida”. Restuccia nunca llegó, y les asistentes participamos –pasando por la incomodidad hasta llegar al enojo– de algo de lo que, aun sin estar presente, él fue protagonista.
1

Leer preferentemente escuchando el segundo movimiento de la Séptima sinfonía de Beethoven.2

La muerte –él lo sabía– siempre fue y será el tema. Para él, la propia era el centro en sus últimos años. Fue un guerrero de Stonewall y murió ese mismo día: 28 de junio, un domingo de invierno. Bien de yegua, para usar uno de sus elogios preferidos.

“yo soy una mujer/ LA mujer para mí/ yo soy mi propia mujer/ translésbica yo/ travesti artística yo/ gorda putarraca de lesbos/ mentirosa prostituta yo/ yo la pequeña pony fácil de montar yo/ petisa y muy alta para unos y otros/ grande y yegua yo/ egoísta hedonista narcisista fetichista exhibicionista/ albertina tina betina beti heterómina beti faría soi disant/ que diría el viejo restuccia/ tuvo una hija y (no) lo supo/ abadesa canonizada/ santa trucha turra y burra/ chonga kitsch terraja bah/ eh!: me quiero y no tanto no?”3

Entre el “je est un autre” de Rimbaud y el “si j’existe, je ne suis pas un autre” de Lautréamont, su vida, y en particular el último tramo, fue de oscilaciones entre lo que no era y lo que, al no ser otro, sí era. Desde su casa en Río Negro y Carlos Gardel se escuchaba menos el mar que sus rugidos de fiera encerrada en su casita rosada, en su casita de fuego, de una femineidad grotesca por dentro y por fuera, como las tangas sobresaliendo meti-culosa-mente en su cuerpo redondo y erótico. Venerador de la pija, envidió más la vulva que el falo.

Odiaba el rebaño, como él le llamaba a amucharse más por buscar calor humano que por afinidad de ideologías, éticas o ideas. Y conoció lo que era el frío, el afectivo y el térmico. Le tenía asco a tomar posición por conformismo. Era un adicto a la transgresión y supo ganar y perder la destreza de provocar al público con puntería. Cuando le dieron la ciudadanía ilustre, dijo: “Si me premian, es que ya no soy transgresor”. Amante de las ideas-moldeadas-con-inteligencia-sensible (y esa podría ser mi descripción de su arte).

Medio poeta maldito, medio adicto al placer, fabulador incansable, poseedor de una colección de libros y recuerdos propios de un altar al conocimiento, obsesionado por (desromantizar) los vínculos y hablar desde su experiencia. Activista de la incomodidad, sospechando siempre de la luz mucho más que de la oscuridad. Su mente era un laberinto de erudición en el que parecía saber perfectamente dónde estaba cada cosa, menos la salida. Existencialista y experimentalista del deseo, se murió empuñando un par de obras por hacer. Acreedor de la autoría y a la vez, de tantas formas, antisistémico.

“Si vivir de memoria es un crimen, amar de memoria es un crimen mucho mayor. La propiedad es hija del miedo […] nada se pierde tan fácilmente como las cosas que poseemos. La posesión es el pasaporte de la costumbre y la costumbre hace invisible al objeto poseído. […] Es imposible ser feliz prescindiendo del amor. El hombre tiene miedo de ser feliz porque tiene miedo de ser él mismo. Porque se sabe que el amor es el mayor antídoto contra el miedo. ¿Te acordás cuando en mitad de alguna acostada te decía que eras un Osni (objeto sexual no identificado)? Porque igual que en el karate, ‘no hay que pegar el golpe, hay que ser el golpe’, nosotros no hacíamos las caricias, nosotros éramos las caricias.”4

El alcoholismo. La narcolepsia. El sida. El whiskicito de la noche cueste lo que cueste. La pasión por la historia. La pérdida no procesada. La relación eternamente irresuelta con La Madre, a quien le chupó hasta el nombre que después parió, dando vida a otro engendro. Criticaba el proceso de burocratización del teatro independiente, sin quizá percibir que no haber tenido un local de teatro le impidió cosas, pero también le permitió otras. Pudo no afincarse, no achancharse en un lugar. “Una idea acabada es una idea muerta”, decía. Del arte pensaba que era puro truco; una bobada que la gente toma como algo elevado, como algo espiritual, pero “no hay cosa más asquerosamente material que el teatro”.5

Escena tras escena, dedicó la vida entera a construir una mirada propia.
Con espíritu de under, también quiso ser consagrade y mantuvo, toda su vida, una relación de histeriqueo con la cultura oficial, con la que tuvo más de un encuentro cercano. Mientras ansiaba reconocimiento estatal, criticaba al Estado siempre que podía. Estado genocida, exterminador de los charrúas, que se funda sobre cuerpos muertos y negados, sobre los cuerpos torturados, sobre los cuerpos violados de travas, putxs, negrxs, disidentes. Le dedicó más de una bala a los cimientos de cualquier nacionalismo. Se metió con la historia y es parte de la nuestra.

Volvía siempre a sus maestres: Artaud, Perlongher, Ducasse, Lemebel, Rimbaud, Beckett, Duras, Genet, Joyce, Ionesco, Beethoven, Mahler, Sartre, Derrida, Harry, Pizarnik, Woolf, Van Gogh, Nietzsche, Truffaut. Siempre estaba viendo, escuchando, leyendo, criticando algo y haciendo recomendaciones que daban saltos temporales en un anacronismo metódico. Era un cuerpo que traduce. Encarnando las enseñanzas de Inge Bayerthal, caminando en círculo con los bordes externos de los pies. Me hizo bailar a Maldoror mientras yo, torpemente, disimulaba la vergüenza que me causaba actuar para él, y mucho más a solas. 
Exigía entrega, y no estamos acostumbradxs a eso.

Iba siempre acompañado de sus muertos; el Bebe, Freccero, su madre, su hijo y tantxs otrxs. Contaba y mostraba que un hueco que tenía en la ingle era una vagina que no llegó a formarse. Beti FariAlberto Restuccia; en la última letra empieza la primera. Honraba los ciclos de nacimiento y muerte, conocedor de la insignificancia, erotizado con la magnificencia. Se moría de pánico de ser olvidado. Amante de compartir conocimientos, tenía una mente capaz de hacer bailar. Con un ego, ¡qué ego! De sabio desesperado por ser querido, pero que no se priva por ello de odiar a nadie. Investigador de la necesidad, la homogeneidad era para él uno de los peores defectos.
Reconocedor del poder del sexo y del patriarcado sobre los cuerpos: “El ano es el último reducto del patriarcado”,decía. Lejísimo de la corrección, se abría a todo menos a la obediencia. No le cerraba el feminismo; en parte por distancia subjetiva, y en parte porque entendía el mundo fuera de géneros. Y estaba dispuesta a discutírtelo hasta que salieras de la casa dando un portazo y mandándolo a la mierda.

Pansexual o, mejor dicho, militante del sexo. Cross-dresser en los setenta. Vistiendo el desnudo como marca de autora. Detractor de su paternidad. Desertor de la masculinidad mayúscula. Frecuentador de la noche hasta que no pudo. La vida sin whisky lo aburría.

Observador del horizonte en la rambla cercana. “Viejo océano, los hombres, pese a la excelencia de sus métodos, todavía no han logrado, con ayuda de los procedimientos de investigación de la ciencia, medir la profundidad vertiginosa de tus abismos…”6
Cualquier rincón con su presencia se volvía escenario. Amante de ser mirada. Observadora empedernida de la especie humana. Lector en voz alta, maestro de tantxs que en algún lugar albergan su llama.

Poeta en los nuevos viejos slams, en los que se mezcló con jóvenes. Joven ancestral, príncipe y mendigo. Testimonio de la vida triste de tantxs artistas inmensos en esta mierda ingrata de la cultura en Uruguay. La concha de tu madre, Alberto. Amarlo y repudiarlo era ser parte de su universo afectivo. Si una se bancaba la aspereza, aparecía, tras el odio y el cinismo, una ternura. Poeta del mal.
Guardaba en su casa sus altares a todo lo profano, su biblioteca, cajones de Vhs con secretos y fantasmas del teatro uruguayo. Del teatro uno, del teatro otro. Guardó secretos que arden entre lo sí dicho. Con lxs putxs, con los charrúas, con los comunistas, con los anarquistas, con los borrachos, pero fundamentalmente con él mismo vivió su vida y compuso y recompuso su muerte en forma de tragedia con un toque de absurdo. El absurdo lo salvó de la tristeza hasta que no lo salvó más.

Al día siguiente de su partida, armamos un fuego para sacarle el frío a su forma de irse. Que arda la muerte. Quemamos silencio en la puerta de su casa, como si todavía fuéramos su platea. Como si en cualquier momento fuera a hacer su aparición. Quiso a Graciela Figueroa bailando en su despedida y ahí la tuvo, última miembra viva del cuerpo sin órganos que fue ese Teatro Uno de sus amores. Alguien dijo “salú”. Alguien dijo “nada” y puso algo en el fuego. Ardieron enojos y poemas, y también una parte de la corona que le mandó el Mec, la única en su entierro. Otro artista abyecto, otro poeta maldito, él es otro, es uno diferente, es lo que a partir de ahora logren articular nuestros recuerdos y lo que podamos hacer con lo que él hizo, que es cualquier cosa menos nuestro. Final de partida. “Apenas salga de aquí pienso darme una vuelta por el infierno para juntarme con el Bebe y tomarnos esos whiskycitos que nos debemos”, decía. Debe de andar en eso.


1.   Agradezco a Helvecia Pérez, Pablo Pedrazzi y Mateo Etchegoyhen.
2.   En su último cuaderno de notas leído a una amiga por quien lo cuidaba, Restuccia, que además de amar la música era un puestista compulsivo, hizo una playlist de su despedida con temas de Beethoven, Charles Ives, Mahler, Charlie Parker, Copland y Dvorak.
3.   Uno diferente. La vida de Alberto Restuccia, de Nelson Barceló y Gustavo Rey. Estuario, Montevideo, 2009, pág 25.
4.   Ídem, págs 31-32.
5.   Entrevista disponible en: https://entrevistasamigos.wordpress.com/2016/05/28/beti-fariaalberto-restuccia/

Nota publicada orginalmente en Brecha;
https://brecha.com.uy/ser-el-golpe/ 

lunes, 18 de mayo de 2020

Resonancias Materia crítica en el FIDE que no




Cuando hace un tiempito me invitaron de FIDEBA a hacer materia crítica para un festival durante cuarentena admito que me chocó un poco. 
Estaba bastante preocupada-guión-harta de la adaptación a virtual de obras de danza, teatro, y hasta museos. Por no decir la vida. El miedo a que no vuelva el presencial, sumado a la atomización que ya teníamos por los formatos de tele-trabajo me hacía dudar de si desde el arte - y en especial aquellos basados en cuerpos que se encuentran - no debíamos ser en esta situación les expertxs en parar, en resistir la exigencia de productivismo que no nos da descanso aún en una situación pandémica. Luego fui entendiendo mejor la propuesta, engolosinándome con la idea de una crítica en colectivo (con Melisa Cañas, Victoria Alcalá y Magdalena Casanova)  y viendo la apertura de las posibilidades que el festival proponía a les artistas. También valorando la preocupación porque los fondos conseguidos, que en algunos casos eran el propio salario con el que contaban algunes para pagar alquileres o comer, llegaran y circularan. 
Pero ¿Cómo seguir haciendo crítica en este contexto? 
Por un lado pienso que las obras fueron creadas para otros presentes y hablar de ellas sería como evadir de algún modo habitar este. Luego pienso que este presente es muchas cosas entreveradas y mezcladas y que ahí la cosa se pone difícil pero también más interesante. 
En ese sentido no puedo dejar de pensar en lo que la pandemia interrumpió, en lo que podría estar siendo y estar haciendo y no está aquí. Y también en lo que sí está sucediendo. Y por último también en lo que podría estar sucediendo aquí y ahora y no está sucediendo (o no aún).
Las danzas que no fueron del FIDE que no fue, se encontraron en otras formas y aunque es inevitable que aparezca una huella de lo que hubiera estado ahí (sus obras, sus cuerpos, el público, los encuentros en los teatros y en el bar etc) también se abre espacio para otras creaciones y mediaciones. ¿Crítica podría ser desplazar el foco de la nostalgia de lo que no fue a la imaginación de lo que podríamos?. Siempre me pareció que a la danza le haría bien un poco más de fantasía especulativa. Quizá tenemos en frente la excusa perfecta. 
La danza (contemporánea) le apuesta mucho al presente y a lo que es, y está bueno.
Necesitamos habitar el presente y saborear lo que SÍ. Pero al mismo tiempo recordar lo que no fue y especular sobre lo que podría estar siendo es una práctica  que quizá puede ayudarnos a respirar en un mundo donde el cancelado se nos pone en frente todos los días.
Ante lo interrumpido, lo postergado, lo que no será; ¿como sería una danza interesada en lo que ya no será, deseosa de recuperar lo que podría haber sido y no; erotizada por lo que podría estar siendo (y no es)? ¿Movida por esos cuerpos a punto de pero aún no? Pienso en las interrupciones aportadas por la pandemia y la cuarentena pero también en todo ese material, caminos, posibilidades que a lo largo de un proceso de creación van quedando afuera, atrás.
Una crítica del festival que no fue. De lo que las obras no muestran. De lo que los cuerpos no movieron. De lo que les artistas no dijeron. Una crónica en negativo.  
¿Es este mi propio manifiesto del no? 
¿Puede ser la crítica mera creación poética infiel hecha a partir de? 
¿Puede ser hecha desde un espacio ficcional y desobediente del objeto? ¿De qué nos aleja el “acerca de” ocupando el lugar de las obras? ¿De qué nos acerca? 
¿No es un buen momento para saldar y sincerarnos respecto al deseo de juntarnos entre artistas a hablar de nuestros procesos y no mucho más? 
¿Cómo hacer una crítica en colectivo donde al menos se difumine algún centímetro la lógica autoral de esa práctica?
Materia crítica fue una criatura en movimiento entre danzas virtuales, tejida a ocho manos, menos verbal que visual, menos clara que de costumbre, animal traductor que lleva de un lado a otro derramando y transmutando. Y ante la imposibilidad de corporeidades conocidas, el cuerpo siempre se las ingenia. Y entre lo que no fue y no es, la potencia de lo que sí es nos habla, aún en forma de No-es, sobre todos los posibles si-es.

https://fideba.com.ar/

Abajo algunos guiones que fueron crítica en imagen durante los días de festival:

Transmisión 1 - Sobre Día 1 

Hoy no empieza el FIDE que tanto habíamos esperado
Tampoco estamos ante la cancelación del festival 
No tengo experiencia previa en un festival de este tipo
No veremos a los cuerpos sudar en vivo 
Las computadoras no serán taan personales por un rato  
No habrán datos móviles o ancho de banda que aguante tanta danza


Transmisión 2 - Soy tu performer



Buenas tardes
Acá seguimos cubriendo todo lo que no está siendo el FIDE 
Hoy con no soy tu performer de Iván Haidar
Lo que nunca será; analizando las obras que no llegaron pero también las que podrían estar ocupando un lugar en esta programación 
No soy una artista invitada a darle instrucciones al performer
No estoy segura de si este es Mi performer
No está creada la obra cuando ésta da inicio
No sabemos si la podremos ver luego de transmitida
El performer no tiene barbijo 
Esta no es una obra anónima
Les artistas no están juntes en un mismo espacio 
No podemos ser vistas por el performer
No están operando la luz
El operador de sonido no está teniendo problemas técnicos 
No pude hablar con el artista antes de la función 
El artista no está dando declaraciones
No sabemos cuántos espectadores están presentes
Alguien no tose en la platea 
El performer no está violando el aislamiento social 
No estamos viendo sexo en escena 
La obra no habla de la dictadura
Un espectador no se levanta y se va de la sala
El performer no está bailando cumbia
No hay intérprete de señas
La escena doméstica ya no es una elección
No hay un blackout luego de cada escena
Los auspiciantes no muestran sus logos
Alguien en italia no está mirando esto
No se explicita la relación entre orientación, manipulación, inspiración, dedicatoria y pertenencia
No se ejecuta la función desobedecer
No hay ficción adentro de la ficción
Ya no está a la venta el performer 
No se vende el performer  
Muchos performers del mundo no son tu performer 


Transmisión 3 - Sobre Día 2

Acá estamos en lo que no está siendo el segundo día del festival internacional de danza emergente
Aún no podemos negar que no es un fracaso el festival
No se están haciendo las cosas que habitualmente se hacen y por eso lo que usualmente es raro ahora es habitual
Nos han dicho que no se han agotado las entradas
No hay filtro en los comentarios del canal de youtube por lo que lo que dice una experta en danza tiene el mismo espacio que cualquier otro espectador
No se está hablando del tropiezo que nadie tuvo en escena
Varias personas no se han conectado aún a los contenidos 
No se ha acabado el alcohol en gel
La difusión, la promoción y la performance no suceden en canales diferenciados 
No hay antecedentes de un encuentro así en la danza rioplatense
El festival no sucede en la ciudad 
No se suspendieron los cachet de los artistas nacionales
El dolar ya no es la moneda del intercambio dancístico
Varios vuelos no llegaron 
La emoción no es menor que la de un festival presencial
Será ya no estamos tan insensibles
Hablando de no sentir  
No es posible describir a que huele la comida de los almuerzos compartidos 
Hay menos tiempo de performance de artistas que de gestoras en performance
No hay escena efímera 
Nada se escapa al registro
  
Texto transmisión 4 - Furor  
Texto y voz Mariana Mello

Furor no fue un comienzo en que yo recibo a la gente toda cubierta por un manto negro 
santa de la muerte la cara y huesos dorados por fuera
Furor no fue yo desnuda senos negros y un líquido también negro que escurre entre mis piernas 
Furor no fue
Furor no fue un mes de abril de trabajo intenso por el acercamiento del estreno 
Furor no fue estrenado 
Furor no fue un brindis y una borrachera post estreno 
Furor no fue un cuerpo colapsado 
no aún, no todavía 
Furor no fue Lady Macbeth repitiendo yes my lord, no my lord yes my lord, no my lord infinitamente 
Furor no fue la tensión en las manos
el celular grabando en vivo y luego reproduciendo también en vivo aquello que había grabado 
Furor no fue una frase que se repite cinco veces 
Furor no fue las piernas, pies, botas debatiéndose hasta el cansancio 
Furor no fue a Buenos Aires
Furor no fue el pavor que me acomete justo en el momento en que la gente está entrando a la sala 
Furor no fue un tiempo corto que sucede como un accidente
Furor no fue la risa desbordada que se convierte en llanto 
Furor no fue un cuerpo que se desborda como sabe sino un cuerpo que quiere desbordarse de otra manera pero no sabe, no todavía 


Transmisión 5  - Devórate

Siguiendo con lo que no fue este tercer día de fide no vamos a comentar Devórate dirigida por la brasilera Mari Paula.  
La artista no está offline a la hora de la función. 
La anorexia no es el tema de la obra. 
Las predicciones de nostradamus no son el tema de la obra 
La obra no supera el catastrofismo de la realidad 
No había covid-19 durante el proceso de la obra
No se cita al manifiesto antropofágico durante la conversación 
No hay pederastas entre les colaboradorxs 
Un sindicato de proletarios digitales no fue conformado a partir de esta creación 
No estamos siendo vigilados desde un dron durante la transmisión de la obra 
No se callan los espectadores durante la obra 
No hay diferencia entre un barra brava y les espectadores de FIDE 
No puedo ser vista mirando 
No se comparte en el release una lista de artistas que le inspiraron 
Los costos de los materiales usados en la escena no se mantuvieron fijos
Los fans no podrán ir a buscarles a la salida del teatro 
La artista no está en su ciudad natal 
La artista no está
La artista no
Esta no es la parte dos de Retrópica 
Esta no es una tesis de doctorado
Nadie estudió esta obra en su investigación de doctorado 
No es un dúo
No se escuchan aplausos al terminar. 


Transmición 6 - Venus perversx 


No censures

No autocensures

No hay paz en la pose no hay retrato quieto 

Como querer tapar el sexo con un dedo

No hay mano que pueda con el fuego

No hay rítmo de ese lado de la pantalla

No hay quie no se queme 
No tengo idea cuál es el sentido de esta carta



Transmisión 7 - Mil besos 

Y ya en el quinto día de FIDE estamos sorprendidas de todo lo que puede no ser y no verse
Hoy no comentamos Mil besos del artista curitibano Gabriel Machado
que
No va a maravillar al público bonaerense con sus dotes como performer
No esconde que tiene vergüenzas
No están resueltos los “problemas de género” 
No está siendo lo máximo de exagerado que puede ser
No son 1032 besos
No va a ser el único proceso en que se sienta perdido 
No hay alguien que secretamente se dedica a levantar y relajar el piso pélvico en una butaca de la platea 
No es la tela de devórate enrollada en su cabeza
No es beija flor que trouxe meu amor Voou e foi embora Olha só como é lindo meu amor Estou feliz agora
No es un artista minimalista con máster en cultura visual 
No es bolsonarismo disfrazado de estética queer 
No es fácil el deboche en cuarentena
No hay dudas de que es un bizarro
No es pesimismo ni fatalismo. Por el contrario: es poder del deseo, es apostar que
podemos ser más, podemos ser otra cosa. Pensando así, crear para mi, es siempre morir un poco. Morrer, matar, mover.
Gabyyy . No pude llamarte antes de la función. No tengo suficiente espacio para decirte. Estás linda beijo chau 


Transmisión 8 - En movimiento




Curadoria no es pim pum pam que te salga todo como esperabas
No solo es poner en relación obras sino personas
No es mera administración
No es captación de recursos
No están los lugares de la sala bloqueados para les curadores
No es intermediar entre financiadores y artistas de forma aproblemática
No es una práctica que admita definición inmóvil
No es una teoría pero mueve pensamientos 
No es un movimiento pero coreografia relaciones 
No es identificar una élite y ayudar a establecer hacer crecer su status 
No es hacer de cuenta que no te afecta la personalidad de lxs artistas 
No tiene por qué ser críptica y opaca
No es solo lo que aparece sino decisiones sobre lo que no veremos