lunes, 18 de mayo de 2020

Resonancias Materia crítica en el FIDE que no




Cuando hace un tiempito me invitaron de FIDEBA a hacer materia crítica para un festival durante cuarentena admito que me chocó un poco. 
Estaba bastante preocupada-guión-harta de la adaptación a virtual de obras de danza, teatro, y hasta museos. Por no decir la vida. El miedo a que no vuelva el presencial, sumado a la atomización que ya teníamos por los formatos de tele-trabajo me hacía dudar de si desde el arte - y en especial aquellos basados en cuerpos que se encuentran - no debíamos ser en esta situación les expertxs en parar, en resistir la exigencia de productivismo que no nos da descanso aún en una situación pandémica. Luego fui entendiendo mejor la propuesta, engolosinándome con la idea de una crítica en colectivo (con Melisa Cañas, Victoria Alcalá y Magdalena Casanova)  y viendo la apertura de las posibilidades que el festival proponía a les artistas. También valorando la preocupación porque los fondos conseguidos, que en algunos casos eran el propio salario con el que contaban algunes para pagar alquileres o comer, llegaran y circularan. 
Pero ¿Cómo seguir haciendo crítica en este contexto? 
Por un lado pienso que las obras fueron creadas para otros presentes y hablar de ellas sería como evadir de algún modo habitar este. Luego pienso que este presente es muchas cosas entreveradas y mezcladas y que ahí la cosa se pone difícil pero también más interesante. 
En ese sentido no puedo dejar de pensar en lo que la pandemia interrumpió, en lo que podría estar siendo y estar haciendo y no está aquí. Y también en lo que sí está sucediendo. Y por último también en lo que podría estar sucediendo aquí y ahora y no está sucediendo (o no aún).
Las danzas que no fueron del FIDE que no fue, se encontraron en otras formas y aunque es inevitable que aparezca una huella de lo que hubiera estado ahí (sus obras, sus cuerpos, el público, los encuentros en los teatros y en el bar etc) también se abre espacio para otras creaciones y mediaciones. ¿Crítica podría ser desplazar el foco de la nostalgia de lo que no fue a la imaginación de lo que podríamos?. Siempre me pareció que a la danza le haría bien un poco más de fantasía especulativa. Quizá tenemos en frente la excusa perfecta. 
La danza (contemporánea) le apuesta mucho al presente y a lo que es, y está bueno.
Necesitamos habitar el presente y saborear lo que SÍ. Pero al mismo tiempo recordar lo que no fue y especular sobre lo que podría estar siendo es una práctica  que quizá puede ayudarnos a respirar en un mundo donde el cancelado se nos pone en frente todos los días.
Ante lo interrumpido, lo postergado, lo que no será; ¿como sería una danza interesada en lo que ya no será, deseosa de recuperar lo que podría haber sido y no; erotizada por lo que podría estar siendo (y no es)? ¿Movida por esos cuerpos a punto de pero aún no? Pienso en las interrupciones aportadas por la pandemia y la cuarentena pero también en todo ese material, caminos, posibilidades que a lo largo de un proceso de creación van quedando afuera, atrás.
Una crítica del festival que no fue. De lo que las obras no muestran. De lo que los cuerpos no movieron. De lo que les artistas no dijeron. Una crónica en negativo.  
¿Es este mi propio manifiesto del no? 
¿Puede ser la crítica mera creación poética infiel hecha a partir de? 
¿Puede ser hecha desde un espacio ficcional y desobediente del objeto? ¿De qué nos aleja el “acerca de” ocupando el lugar de las obras? ¿De qué nos acerca? 
¿No es un buen momento para saldar y sincerarnos respecto al deseo de juntarnos entre artistas a hablar de nuestros procesos y no mucho más? 
¿Cómo hacer una crítica en colectivo donde al menos se difumine algún centímetro la lógica autoral de esa práctica?
Materia crítica fue una criatura en movimiento entre danzas virtuales, tejida a ocho manos, menos verbal que visual, menos clara que de costumbre, animal traductor que lleva de un lado a otro derramando y transmutando. Y ante la imposibilidad de corporeidades conocidas, el cuerpo siempre se las ingenia. Y entre lo que no fue y no es, la potencia de lo que sí es nos habla, aún en forma de No-es, sobre todos los posibles si-es.

https://fideba.com.ar/

Abajo algunos guiones que fueron crítica en imagen durante los días de festival:

Transmisión 1 - Sobre Día 1 

Hoy no empieza el FIDE que tanto habíamos esperado
Tampoco estamos ante la cancelación del festival 
No tengo experiencia previa en un festival de este tipo
No veremos a los cuerpos sudar en vivo 
Las computadoras no serán taan personales por un rato  
No habrán datos móviles o ancho de banda que aguante tanta danza


Transmisión 2 - Soy tu performer



Buenas tardes
Acá seguimos cubriendo todo lo que no está siendo el FIDE 
Hoy con no soy tu performer de Iván Haidar
Lo que nunca será; analizando las obras que no llegaron pero también las que podrían estar ocupando un lugar en esta programación 
No soy una artista invitada a darle instrucciones al performer
No estoy segura de si este es Mi performer
No está creada la obra cuando ésta da inicio
No sabemos si la podremos ver luego de transmitida
El performer no tiene barbijo 
Esta no es una obra anónima
Les artistas no están juntes en un mismo espacio 
No podemos ser vistas por el performer
No están operando la luz
El operador de sonido no está teniendo problemas técnicos 
No pude hablar con el artista antes de la función 
El artista no está dando declaraciones
No sabemos cuántos espectadores están presentes
Alguien no tose en la platea 
El performer no está violando el aislamiento social 
No estamos viendo sexo en escena 
La obra no habla de la dictadura
Un espectador no se levanta y se va de la sala
El performer no está bailando cumbia
No hay intérprete de señas
La escena doméstica ya no es una elección
No hay un blackout luego de cada escena
Los auspiciantes no muestran sus logos
Alguien en italia no está mirando esto
No se explicita la relación entre orientación, manipulación, inspiración, dedicatoria y pertenencia
No se ejecuta la función desobedecer
No hay ficción adentro de la ficción
Ya no está a la venta el performer 
No se vende el performer  
Muchos performers del mundo no son tu performer 


Transmisión 3 - Sobre Día 2

Acá estamos en lo que no está siendo el segundo día del festival internacional de danza emergente
Aún no podemos negar que no es un fracaso el festival
No se están haciendo las cosas que habitualmente se hacen y por eso lo que usualmente es raro ahora es habitual
Nos han dicho que no se han agotado las entradas
No hay filtro en los comentarios del canal de youtube por lo que lo que dice una experta en danza tiene el mismo espacio que cualquier otro espectador
No se está hablando del tropiezo que nadie tuvo en escena
Varias personas no se han conectado aún a los contenidos 
No se ha acabado el alcohol en gel
La difusión, la promoción y la performance no suceden en canales diferenciados 
No hay antecedentes de un encuentro así en la danza rioplatense
El festival no sucede en la ciudad 
No se suspendieron los cachet de los artistas nacionales
El dolar ya no es la moneda del intercambio dancístico
Varios vuelos no llegaron 
La emoción no es menor que la de un festival presencial
Será ya no estamos tan insensibles
Hablando de no sentir  
No es posible describir a que huele la comida de los almuerzos compartidos 
Hay menos tiempo de performance de artistas que de gestoras en performance
No hay escena efímera 
Nada se escapa al registro
  
Texto transmisión 4 - Furor  
Texto y voz Mariana Mello

Furor no fue un comienzo en que yo recibo a la gente toda cubierta por un manto negro 
santa de la muerte la cara y huesos dorados por fuera
Furor no fue yo desnuda senos negros y un líquido también negro que escurre entre mis piernas 
Furor no fue
Furor no fue un mes de abril de trabajo intenso por el acercamiento del estreno 
Furor no fue estrenado 
Furor no fue un brindis y una borrachera post estreno 
Furor no fue un cuerpo colapsado 
no aún, no todavía 
Furor no fue Lady Macbeth repitiendo yes my lord, no my lord yes my lord, no my lord infinitamente 
Furor no fue la tensión en las manos
el celular grabando en vivo y luego reproduciendo también en vivo aquello que había grabado 
Furor no fue una frase que se repite cinco veces 
Furor no fue las piernas, pies, botas debatiéndose hasta el cansancio 
Furor no fue a Buenos Aires
Furor no fue el pavor que me acomete justo en el momento en que la gente está entrando a la sala 
Furor no fue un tiempo corto que sucede como un accidente
Furor no fue la risa desbordada que se convierte en llanto 
Furor no fue un cuerpo que se desborda como sabe sino un cuerpo que quiere desbordarse de otra manera pero no sabe, no todavía 


Transmisión 5  - Devórate

Siguiendo con lo que no fue este tercer día de fide no vamos a comentar Devórate dirigida por la brasilera Mari Paula.  
La artista no está offline a la hora de la función. 
La anorexia no es el tema de la obra. 
Las predicciones de nostradamus no son el tema de la obra 
La obra no supera el catastrofismo de la realidad 
No había covid-19 durante el proceso de la obra
No se cita al manifiesto antropofágico durante la conversación 
No hay pederastas entre les colaboradorxs 
Un sindicato de proletarios digitales no fue conformado a partir de esta creación 
No estamos siendo vigilados desde un dron durante la transmisión de la obra 
No se callan los espectadores durante la obra 
No hay diferencia entre un barra brava y les espectadores de FIDE 
No puedo ser vista mirando 
No se comparte en el release una lista de artistas que le inspiraron 
Los costos de los materiales usados en la escena no se mantuvieron fijos
Los fans no podrán ir a buscarles a la salida del teatro 
La artista no está en su ciudad natal 
La artista no está
La artista no
Esta no es la parte dos de Retrópica 
Esta no es una tesis de doctorado
Nadie estudió esta obra en su investigación de doctorado 
No es un dúo
No se escuchan aplausos al terminar. 


Transmición 6 - Venus perversx 


No censures

No autocensures

No hay paz en la pose no hay retrato quieto 

Como querer tapar el sexo con un dedo

No hay mano que pueda con el fuego

No hay rítmo de ese lado de la pantalla

No hay quie no se queme 
No tengo idea cuál es el sentido de esta carta



Transmisión 7 - Mil besos 

Y ya en el quinto día de FIDE estamos sorprendidas de todo lo que puede no ser y no verse
Hoy no comentamos Mil besos del artista curitibano Gabriel Machado
que
No va a maravillar al público bonaerense con sus dotes como performer
No esconde que tiene vergüenzas
No están resueltos los “problemas de género” 
No está siendo lo máximo de exagerado que puede ser
No son 1032 besos
No va a ser el único proceso en que se sienta perdido 
No hay alguien que secretamente se dedica a levantar y relajar el piso pélvico en una butaca de la platea 
No es la tela de devórate enrollada en su cabeza
No es beija flor que trouxe meu amor Voou e foi embora Olha só como é lindo meu amor Estou feliz agora
No es un artista minimalista con máster en cultura visual 
No es bolsonarismo disfrazado de estética queer 
No es fácil el deboche en cuarentena
No hay dudas de que es un bizarro
No es pesimismo ni fatalismo. Por el contrario: es poder del deseo, es apostar que
podemos ser más, podemos ser otra cosa. Pensando así, crear para mi, es siempre morir un poco. Morrer, matar, mover.
Gabyyy . No pude llamarte antes de la función. No tengo suficiente espacio para decirte. Estás linda beijo chau 


Transmisión 8 - En movimiento




Curadoria no es pim pum pam que te salga todo como esperabas
No solo es poner en relación obras sino personas
No es mera administración
No es captación de recursos
No están los lugares de la sala bloqueados para les curadores
No es intermediar entre financiadores y artistas de forma aproblemática
No es una práctica que admita definición inmóvil
No es una teoría pero mueve pensamientos 
No es un movimiento pero coreografia relaciones 
No es identificar una élite y ayudar a establecer hacer crecer su status 
No es hacer de cuenta que no te afecta la personalidad de lxs artistas 
No tiene por qué ser críptica y opaca
No es solo lo que aparece sino decisiones sobre lo que no veremos



viernes, 15 de mayo de 2020

Sigue siendo sobre la libertad

SIGUE SIENDO SOBRE LA LIBERTAD 


El grupo de danza Ménades durante la Conmemoración del Día Internacional del Detenido Desaparecido en la plaza Libertad de Montevideo, 30 de agosto de 2012 / Foto: Colectivo Rebelarte. Estuvo presente Luisa Cuesta y musicalizó la jornada Daniel Viglietti.

Publicado originalmente en Brecha


Impacto de la dictadura en la danza desde el presente hacia atrás.

Quiero invocar los pasados de mi danza aquí y ahora. El presente dice mayo, Montevideo, 2020, y lo que era un instante de silencio se llena de rostros y fantasmas. Los rituales tienen ese poder de organizarnos en el tiempo. Mayo, en Uruguay, convoca a la memoria colectiva de cuerpos desaparecidos: cuerpos que eran hermano, hija, madre, que trabajaban, estudiaban, bailaban, escribían, militaban.
La noche vino demasiado pronto, casi como una traición.
Tengo miedo de olvidarme de a qué vine…
Me acostaría sobre la tierra y me quedaría mirando
un cielo con estrellas viejas, que quizás ya no existen.
Quieta. Muy quieta…
Allá,1 Raquel Diana
Cuantas más vueltas le doy, menos sé por dónde empezar a palpar, en este mayo, la presencia de pasados que nos resultan tan conocidos como ominosos, pasados nombrados con palabras que nunca alcanzan. Aprendí que lo que pasa deja huellas y que se trata de encontrar, en los silencios, ruiditos, como pistas que nos conducen. Aprendí que, para estar en el presente, un cuerpo (individual, social) no tiene otra que asumirse como construcción histórica en movimiento. Aprendí sobre lo efímero, pero no aprendí ni aprenderé de olvido. Sin memoria, un cuerpo no logra componer, y qué es todo esto –la vida, los textos, las luchas– si no una desesperada búsqueda de encuentro con otros.
La memoria, en un lenguaje como la danza, no se organiza, necesariamente, en torno a las lógicas habituales de las palabras y los conceptos, porque, antes de ser discurso, la danza es experiencia y el campo fenomenológico está lleno, llenito, de interferencias y deformidades, de destellos de sentidos que se cruzan y chocan con otros a velocidades inesperadas, con efectos no fácilmente traducibles. En su indecibilidad significante, el cuerpo cruza la historia trazando en sus actos relaciones que transforman y que lo transforman.
Me digo, tranquila: la danza sabe de desaparición, sabe de aquello que, aunque ya ha pasado, forma parte del tejido del presente, de modo que, de no haber sucedido, las cosas serían otras cosas. Pero no me tranquilizo un carajo. La danza también sabe de represión, de cambiar títulos y textos de programas de obras, de cuerpos proscritos, de coreografías oficializadas y así mutiladas en su potencial libertario. La danza sabe de danzas injuriadas, clandestinas, que no necesitan escenario ni taquilla, amadoras, que se mueven en la madrugada, que se gozan y en su placer despiertan ese odio tan difícil de entender. Pero es mayo, y creo que danzar sigue siendo sobre la libertad. Quiero que siga siendo. Por eso la memoria, y por eso el homenaje a sus intentos interrumpidos, censurados, desaparecidos.
UNA COREOGRAFÍA INACABADA. En los sesenta, las dictaduras interrumpieron un movimiento latinoamericanista que se estaba produciendo en la danza independiente de muchos países del sur. Chile y Uruguay estaban cerca, Violeta Parra y Hebe Rosa también, Viglietti se bailaba con la técnica de José Limón y Heredia sonaba en las salas de Montevideo. Se hacían homenajes a García Lorca, se organizaban conciertos solidarios e improvisaciones en esquinas. Algunas obras duraban sólo algunos minutos para evitar ser localizadas por las fuerzas represivas. El Uruguay de aquellos años vio emerger, para ser rápidamente asfixiada, una danza de protesta, una de la que después tuvieron (tuvimos) cierta vergüenza sus herederos, por ser demasiado literal, demasiado explícita, demasiado tradicional, demasiado comprometida, demasiado “panfletaria”, decían, demasiado clara, quizá demasiado latinoamericana –ergo, anacrónica– para que gustara en los centros de la vanguardia y así posicionarnos como país de primera. Mirarme en los ojos de ese pasado es recordar cómo nos vemos, aún nos vemos, con los ojos del centro y cómo a esos ojos nunca les gustaron nuestras ganas de emanciparnos.
Así, se llenó todo de tiras y de dolor y de silencio. Y pasaron largos años de danzas que continuaban como podían, con un gran mérito de sus laburantes pero también con enormes costos, esos que puede tener seguir adelante, pero estando amordazadas. Mientras se llenaba todo de milicos, la canción de protesta fue, cada vez más, reemplazada por Bach, Vivaldi, Aubry. ¿Y la danza? Los años pasaban y la materialidad muda de la danza permitía hacer fintas a la censura –como hacer una obra sobre el silencio sin un solo acorde acompañando el movimiento (Hebe Rosa)–, pero también el miedo iba coreografiándonos. Tanto que no sabemos qué sería la danza hoy sin esos años oscuros. Nació la Coordinadora de Trabajadores de Danza y, junto con el retorno democrático, vino la “primavera danzante”.2 En esa primavera florecieron de nuevo algunas libertades, pero ya nunca nada sería como antes. Y fue creciendo en el suelo escénico local el consenso de que “ya hablamos demasiado de esto”, de que “otra obra sobre la dictadura, por favor, no”, de “qué gris y triste el uruguayo que quiere seguir lamentando lo sucedido”, de “para qué seguir buscando a los desaparecidos”. Se decretó el agotamiento estético del tema y de su mano se abonó –intencionalmente o no– (el deseo de) su agotamiento político. Pero si estética es política: ¿qué es lo que se había agotado como para que el “arte comprometido” fuera no sólo marginado, sino directamente atacado por la vanguardia artística?, ¿qué es lo que se había agotado si ni la verdad, ni la justicia, ni las libertades que prometía el regreso democrático eran realidad?
NO VAS A RECONOCERTE CUANDO TE ENCUENTRES LA CARA.1  Algo que siempre me llamó la atención es cómo artistas muy activas en el período predictatorial y dictatorial no identifican, en el presente, aquello que hacían como “político”. Incluso cuando hacían conciertos relámpago anticensura, incluso inventando formas de vida totalmente transgresoras, incluso censuradas, incluso con compañeros y compañeras exiliados, asesinados, torturados, incluso con la muerte pisando los talones, cerrando salas, prohibiendo grupos y obras. Es como si, de hacerle tanta trampa a la represión, algo se hubiera silenciado, ya no en ese discurso que se hace público, sino en los sentidos que esas danzas tenían para ellas mismas. Con claras excepciones, muchas artistas que he entrevistado a lo largo de los años en busca de esas pistas reivindican una firme distancia entre su arte y la política. Se declaran militantes de su arte, que nada tendría que ver con la política, o militantes por un lado y artistas por otro, en los casos más felices. Las palabras y las cosas. Yo me resisto a creerles. La historia sabe de actos y de vidas que no se llamaban a sí mismos “políticos” y fueron, sin embargo, mucho más transformadores que cualquier discurso. Y viceversa. En el presente, sobran anuncios de “arte político” en los que sólo existen gestos inocuos, tan cerrados sobre sí mismos que acaban siendo estériles, quizá oportunistamente estériles, quizá lo suficientemente inofensivos para ocupar el nicho mercadológico del “arte político” sin amenazar, ni un centímetro, las formas de poder. “Político”, esa palabra que el trauma de la dictadura hizo –y sigue haciendo– que tantas artistas desearan o tuvieran que desimplicarse de ella, hoy es trending topic de la creación. No hay que ser detective para reconocer en este proceso las secuelas que el autoritarismo dejó en nuestros cuerpos y los dispositivos de neutralización que entraron en escena.
La danza de protesta es una coreografía que no terminó, que fue, quizás, interrumpida, quizá detenida, quizá desaparecida. Tampoco terminaron las avanzadas miliqueras, esas que ven en los cuerpos que gozan sus mayores enemigos, esas que, en nombre de nuestra seguridad (nacional), encuentran en “prohibir” su verbo favorito.
Hay historias que cuentan de bailarinas que no pudieron viajar porque no sabrían si podrían volver, de otras que salieron de gira y volvieron 12 años después, de otras que nunca regresaron, de partenaires que nunca volvieron a escena para completar la obra. Cuando pensamos la danza en la dictadura desde el ahora, nos viene una especie de relato heroico de ese campo independiente que, sin un solo peso y a puro amor, lograba existir, que en condiciones precarias y condiciones límites no paraba de crear: casas comunales, alquileres impagables, clases incobrables, estudios-hogar para crear viviendo y vivir creando. Graciela Figueroa y su comunidad hippie; Ema Haberli, la entrega, el exilio, la represión; Iris Mouret, la falta de todo menos de pasión; Cristina Martínez y su incansable vida militante; Mary Minetti y sus ballets guerrilleros. Protagonistas reconocidas, pero también cientos de cuerpos bailantes y anónimos, cuyos nombres ningún historiador escribirá. Cuerpos con sonrisa, con cadera y sexo, con afectos, con danzas que son La Danza. Danzas antiheroicas, anónimas, plebeyas, desorganizadas. Danzas que no suceden en los escenarios y que también sufren el impacto del terror, la tortura, la prohibición. Porque danza es a qué baile fuimos (o no fuimos), qué coreografía nos hizo bailar toda la noche, qué ritmo nos erotizó, en cuál de los giros o abrazos nos convencimos de insistir a muerte en una idea, qué paso nos regaló compañeros que quedaron para toda la vida, aunque quizá nunca más pudimos verlos.
¿Qué danzas se hubieran movido de no ser desaparecidas? ¿Qué danzas hubieran bailado los cuerpos desaparecidos y los proscritos? ¿Qué coreografías hubieran emergido de un país sin terror, de un continente sin terror? ¿Sin haber sido el silencio y el autosilenciamiento la estrategia más certera en tiempos de tanto desconcierto?
Las violencias y los dolores de la dictadura que afectaron a los cuerpos vivos y danzantes se nos vienen arriba también en el presente. Ejércitos que crecen como pandemias, miedo que se viraliza, distancias que paralizan movimiento, comunicación, expresión. Silencios de muchos tipos que son cortados por algún que otro aplauso o caceroleo, por un Gavazzo condenado, por la aparición de Eduardo, por otros triunfos constatables, sobre todo, en el tejido cotidiano, casi secreto.
La represión es ejercida sobre los cuerpos y la danza sabe de eso, y los cuerpos saben que el castigo físico o su posibilidad lesiona profunda y emocionalmente. Hay danzas que se atreven a golpear a sus bailarines en nombre de no sé qué belleza, hay danzas que decoran las insignias de Estados fascistas y hay danzas que no necesitan escenarios para suceder. Se bailan en la calle, en rincones lúgubres de la ciudad, en espacios secretos y en sus coreografías huidizas y pasajeras, cotidianas y no solemnes. Son capaces de dejar trazos, cambiar vidas, hacer cuerpo las ideologías. Esas fueron y serán siempre las más perseguidas. La danza escénica o profesional no fue la única danza herida.
COMO SE VUELVE SIEMPRE AL AMOR.3 El exceso de nostalgia es casi tan problemático como la obsesión con el progreso. Una parte de las instituciones y la comunidad de la danza (y de la izquierda) se traumó tanto con la posibilidad del primer mal que la alianza entre desarrollo económico y dinámica vanguardista del campo artístico construyó, para sus integrantes, el refugio perfecto. Quizás no podíamos darnos el lujo de estar tristes, de abrir ese agujero de angustia que un pasado no elaborado colectivamente nos re-presenta. Quizá era más light la estrategia evasiva, la ilusión de mirar para adelante; tal vez no pudimos bailar con los dolores de los colectivos y de las idiosincrasias que nos parieron. Identificarse con el bando perdedor es difícil, sobre todo si una tiene la posibilidad de hacerlo con el equipo opuesto. El arte y el capitalismo nos tendieron esa trampa, y dejamos que el olvido se apoderara un poco de nuestros cuerpos. La amnesia rinde un rato. Pero el presente, que es el plano de acontecimiento favorito de la danza, está repleto, está sostenido, en el pasado. El movimiento aparece en el presente, pero mueve también lo no visible.
Hubo desapariciones que cambiaron el presente de forma mucho más intensa que las apariciones. Porque lo que vive en la sombra puede actuar con más fuerza que aquello que vemos. Y porque la danza siempre estuvo en conflicto con el régimen de lo sensible: por un lado, es imagen; por el otro, acontece más allá de lo aprehensible por la visión. Y por eso la desaparición nos toca, nos moviliza, nos da vueltas. Hoy las tareas pendientes se siguen acumulando en un escritorio que tiene, en la puerta, el cartel de “cerrado por olvido”. Pero tendremos que abrir y salir. Porque hay danzas que desclasificar. Hay verdades que seguir buscando. Hay cuerpos que no están. Hay cuerpos que se prometieron reencuentros.
¿Cómo nos imaginamos otros presentes, otros futuros, sin recurrir al pasado? Los imaginarios también se disputan. Hay guerrillas de imaginarios que son como pogos y otras que se organizan en actos, secuencias limpias, pasos ensayados como un duelo que no cesa de retornar en la historia. Los imaginarios sobre el pasado nos hablan de cómo nos imaginamos en el presente, y cómo imaginamos nuestra danza afecta su resultado, afecta el modo en que ella es. Hay danzas que son como luchas y otras que son invocaciones de verdad. La nuestra, la de este mayo, la de tantos, es una batalla por la verdad. Es lucha por justicia. Sigue siendo sobre la libertad.
Y crecerá libertad donde hubo silencio. Y crecerá desde el pie, porque no hay danza que no tenga que, al menos, negociar con la gravedad para suceder. Las que se llevan mal moverán una lucha encarnizada con su propio peso, y las que la amen se gozarán con lo que les regala el suelo en el que se apoyan. Crecerán desde el pie, pero también desde las manos, desde una mirada periférica que mira sin ser el centro, pero tampoco se organiza desde uno. Desde una danza que hace las paces con la efimeridad del movimiento, pero no deserta en la guerra contra el olvido. Desde danzas que saben que los cuerpos siempre intentarán ser disciplinados por regímenes de poder político, económico o sexual. Construir danzas que liberen y no que sometan, bailar a contrapelo del olvido y haciendo el amor con lo efímero, bailar apareciendo y haciendo aparecer.
Si durante la dictadura hubo danzas perseguidas y prohibidas, hubo otras que ni siquiera llegaron a moverse. Por eso no se trata tanto de añorar las danzas que fueron pero ya no son o las que no fueron y podrían haber sido. Todo esto, la insistencia, la memoria (que tiene, también, un poco de imaginación), el silencio, las margaritas, los viajes al pasado, los carteles presentes; todo esto es, más que nada, por las danzas que podrían estar sucediendo.
¿Cómo nos imaginamos otros presentes, otros futuros, sin recurrir al pasado? ¿Qué resplandece de otros mayos en este mayo? ¿Qué dejaremos que desaparezca, con qué lucharemos para que emerja, qué gritaremos para que permanezca? ¿Cuán solos estamos? ¿Cuán solos los dejamos?
Memoria es hacernos compañía en la muerte.
Dedicada a las compañeras que han sostenido la búsqueda, con sus danzas y sus cuerpos.
1.   Del libro Allá, de Raquel Diana. Estuario, Montevideo, 2017, 158 págs.
2.   Para una historia de la danza independiente en el período dictatorial, véase: Elisa Pérez Buchelli, “Itinerarios de la danza independiente durante la última dictadura en Uruguay”, Encuentros Uruguayos, volumen VIII, número 1, agosto de 2015, págs 123-136.
3. Yvonne Pahlen, Como se vuelve siempre al amor,  ‹https://www.youtube.com/watch?v=VkRRd4_r2zU›.