jueves, 3 de noviembre de 2022

Insurrecciones sensibles en los cuerpos que danzan: entrevista a Ana Pi, Rodolfo Opazo y Quillen Mut / Transducciones 2022


 

“Una atmósfera siniestra envuelve el planeta. El aire del ambiente, saturado de las partículas tóxicas del régimen colonial-capitalístico, nos sofoca. Con sucesivas transmutaciones, este régimen viene perdurando y sofisticándose desde finales del siglo XV”. Así empieza el “Inconsciente colonial capitalistico”, el segundo de los ensayos que componen “Esferas de la insurrección. Apuntes para descolonizar el inconsciente”, libro de Suely Rolnik -psicoanalista, crítica cultural y curadora nacida en Brasil - iniciado en 2012, interrumpido por el golpe y retomado entre 2016 y 2018. En torno a este libro se arrimaron como a un fueguito lxs artistas Ana Pi (Brasil-Francia), Quillen Mut (Arg) y Rodolfo Opazo (Chile-Arg), invitadxs por Marie Bardet y Silvio Lang, acompañante teórica y curador respectivamente del programa de residencia de creación coreográfica Transducciones1 que en su segunda edición tiene lugar en el Centro Cultural Kirchner.


Hicimos esta entrevista dos días antes de las elecciones brasileras, y una semana antes del cierre y apertura de esta residencia. ¿Qué gestos son capaces de transformar señales de destrucción en otras distintas? Al preguntarles qué viene sucediendo a partir del encuentro y convergencia de les tres - ya ni Ana ni Quillen ni Rodo sino alguna otra cosa - se produce un silencio suave y largo.

Quillén: Yo creo que uno de los aspectos es este silencio y un amplio y alto grado de escucha.

Rodolfo: Tenemos un texto que nos abraza o que nos invita a estar juntxs. Apareció una actitud de escucha con el texto y una escucha hacia lo que brotaba de la intriga y las ganas por conocer los procesos del otrxs. Y los silencios que nombra Quillén, esos agujeros que se abren en el nombrar, están súper multiplicados en nuestro encuentro. Una especie de multiplicación de agujeros por donde hemos ido intentando algunas cositas.

Ana: otra capa es la del espacio institucional que viene creando una atmósfera de negociación. Tener a ese gigante enfrente requiere un trabajo de conexión inmediata para que esa tercera cosa pueda vivir la mejor de las vidas. Entonces hay algo de los desvíos, de la suavidad, que ha sido un modo de trabajar sobre el espacio. Porque además es un trabajo situado en un contexto; estamos aquí en octubre de 2022, en Buenos Aires, América del sur, en un contexto post pandémico. Muchas capas de este espacio, que tiene sus reglas en las que no somos especialistas y con las que tenemos que hacer un jogo de corpo.

Lucía: Me preguntaba por esta propuesta de Transducciones de invitarlxs a un diálogo con una filósofa y un libro que son muy políticas. ¿Qué tipo de relaciones entre filosofía, política y prácticas corporales o de movimiento emergieron en las experiencias hasta ahora?

Ana: Ha generado conversación, que no es una obligación de las personas y principalmente personas de danza. Existe un gran cliché de que las personas de danza no conversan. Conversamos mucho para ver cómo resuena el texto en cada persona. Siendo brasilera, para mi el texto nunca fue inmaterial. Él tiene una dimensión muy concreta, sobre un contexto político que formatea mi experiencia psíquica, de salúd física, como si yo estuviera dentro del libro. El libro no me manda para otro tiempo, es un libro que me empuja para un ahora que es muy intenso. Y por más que haya algo del contexto brasilero que active ese texto, él vibra en diferentes lugares y contextos sobre la violencia ejercida sobre la libertad de las personas y lo que es esta insurrección. Luego hay otra dimensión que es la de la danza que sale y la confianza que podemos tener en ella. Las danzas que salen no vienen siendo uniformes; cohabitan siendo distintas y conversan sin necesariamente pasar por las palabras. Es como si estuviéramos enjuagando un mismo suelo, pero cada uno tuerce el paño de una forma distinta.

Quillén: En los primeros días nos movíamos y después de movernos y de bailar íbamos al libro y leíamos alguna parte del libro que sentíamos que hacía sentido con eso que estábamos danzando. Como si la danza nos acercara al libro y no el libro a la danza. No tanto el uso del libro como manual, sino como un factor que le puede llegar a devolver algo a la danza.

Rodolfo: ¿Se acuerdan del momento que habíamos dejado de movernos, y lo primero que hicimos fue ir a conversar y de repente abrimos una hoja del libro y hablaba de lo que estábamos diciendo sobre la sensación que nos dejó el movimiento? Hablamos también de las “pistas”, ir encontrando pistas en el proceso, con el libro, con las conversaciones, que nos van acercando desde distintos planos. Tengo esta sensación de que el libro nos acerca y juntxs nos desvía, y nos aleja y nos propone distintos viajes, recorridos.

Lucía: muchas veces el dispositivo de residencia pone énfasis en la posibilidad de conocernos pero en realidad es una situación de trabajo con desconocidxs. ¿Como ese desconocimiento, esa extrañeza puede ser un acercamiento, una alianza para poder ir juntxs a algún lugar?

Quillén: en la danza que estamos investigando es como si el cuerpo de cada una de alguna manera se multiplicara y como si cada gesto, fuese el gesto de muchos otrxs. Como si nos divirtiéramos por muchxs otrxs y también nos enojamos por muchxs otrxs o también manifestamos por muchxs otrxs. Mucho acercamiento al propio cuerpo y, a la vez, mucha distancia y conocimiento de la irrupción del gesto. La primera vez que nos juntamos por zoom antes de vernos dijimos algo así como “¿Cuál fue la cabeza que soñó durmiendo que estas tres personas nos encontrábamos en un lugar?” Algo de la expresión de ese misterio era lo que nos acercaba.

 


 

Ana: Una cosa que ese libro hace - no todos los libros hacen - es invitar a una reflexión colectiva. Desde su propio título convoca a lo plural; comienza con la palabra esferas, entonces tiene algo que gira, que circula. Y ahí dentro de eso hay un lugar que es el de ser quien se es, o quien se quiere ser, o quién se consigue ser. Como si fuera un protocolo y cualquier persona pudiera estar en nuestro lugar. En este proceso siento que yo no soy indispensable. Lo que estamos generando como situación coreográfica hace que muchas más personas podrían estar haciendo lo que estamos haciendo. El lugar de acuerdo que tenemos sobre la insurrección es el hecho de que ella vibra. Estamos lidiando con algo que vibra, que no está estático, que no para. A mi me preocupaba que un libro como este generara únicamente un deseo de un embate violento con algo. Como si el libro nos colocara en una trampa, y que pudiéramos solamente reaccionar con violencia a la violencia que el libro enuncia. Pero esos desvíos van convidandonos a pasar por otros lugares. Estar en un trabajo de a 3 es una alquimia. La experiencia de tener que negociar puede ser muy difícil. En nuestro caso o como yo lo he vivido tiene algo de simple, y un simple que yo creo que tiene el poder revolucionario de la insurrección mismo. Cosas que suceden en un plano telepático, o que suceden porque ya estaban en nuestras vidas y entonces ya estaba todo el mundo trabajando en un cierto sentido. El modo en que estamos acordando dialogar con el libro es también una postura.

Lucía: desde esa teoría encarnada en ustedes y que vienen desplegando en la vida y en la creación, qué dispositivos escénicos vienen armándose en este proceso y de cara a compartir con otrxs los materiales al final de la residencia?

Rodolfo: la danza que hemos estado practicando y en la que hemos insistido, sentimos que invoca otros cuerpos, otras presencias que se despliegan en todas direcciones y toman forma de divergencia constante o de pequeñas insurrecciones dentro de la danza infinita. Es una confianza sobre lo que esa danza en su múltiple invocación puede hacer tocar a otrxs. Invitar en ese despliege a una multiplicacion de las sensaciones.

Quillén: Hay una hipótesis que estamos manejando que tiene que ver con el rol de cómo espectar. Algo que me parece lo más precioso, es la pregunta de cómo brindar a los espectadores distintas dimensiones según el punto de vista y como esos pasajes, por esos distintos puntos de vista, es algo que les espectadores van a tener que ir descubriendo. No tanto como guía por un recorrido, sino generar esos distintos puntos de vista de modo que se vayan traficando ciertas informaciones en donde el espectador pueda decidir dónde estar, dónde ver, si sentarse si caminar. Aparece una idea en torno a lo plural, pero a las diferencias también dentro de lo plural y el deseo dentro de lo plural.

Lucía: Pensando en el tiempo como una de las materialidades presentes y que organiza el trabajo. ¿Cuál es la relación entre el tiempo de la residencia y la temporalidad de la propia creación?

Ana: de la misma forma que este trabajo puede ser visto como una apertura y algo que no va a pasar de ese punto, también tiene la capacidad de tener otra dimensión; el trabajo va a resonar en el trabajo individual de cada y alguna cosa de él ya existía en los trabajos previos. Es un trabajo que no tiene pretensión definida entonces podemos llamarlo trabajo con plena dignidad. Pero no es tipo tuvimos tan poco tiempo que no es posible. Entre la calidad de lo que está siendo presentado y el tiempo no hay una cosa equivalente porque lo que decidimos trabajar no está colocado en esos niveles. La escrita de danza comienza antes de que el público entre, y de cierta manera ella continúa hasta después de que el público sale. En el viaje van sucediendo gestos continuos con varios volúmenes, profundidades, ampliación y reducción. Están las historias de cuerpo, los sueños de cuerpo, las proyección de cuerpos que cada unx está activando o dejándose activar. Entonces el tiempo está a nuestro favor. Está a nuestro favor de una forma muy loca - y esto es algo que vengo reflexionando hace algún tiempo - porque estamos viviendo una crisis en el mundo, una crisis financiera muy elevada que precisamos no quedarnos pensando mucho sino no hacemos nada.

Cuando hicimos nuestro primer encuentro de zoom, yo dije, vamos a estar en la semana de las elecciones más cabulosas de Brasil, este libro tiene que ver con la prisión de un presidente que es Luis Ignacio Lula da Silva; Suely para de escribir el libro cuando la prisión sucede, y estamos trabajando en cuanto la elección sucede. El tipo ya fue preso, ya fue soltado, la pandemia ya sucedió, y está ahí transformándose de una forma subterránea. Entonces, nos estamos encontrando en este contexto; es una fiesta, es una fiesta post apocalíptica. En esta fiesta postapocalíptica todo ya explotó, todo ya acabó, y ahí quien es que viene a bailar? ¿son los destrozados? ¿son figuras borrachas? ¿son superhéroes? ¿Son soldados reconvertidos? ¿son figuras asexuadas? ¿son insectos? ¿son árboles frondosos? ¿es el volcán? Son solo 20 dias algo así pero no son solo 20 dias, son 20 días en un caos en el que entra en juego la propia relatividad del tiempo,

Lucía: Yendo ahora al viaje más personal de cada une en este proceso, cuál sería el “nudo” que lxs atraviesa y a partir del cual están más interesadxs en estar trabajando.

Ana: el libro tiene mucho que ver con violencia y dentro de esa violencia existe algo que puede atravesar la vida y puede producir muerte y desaparecimiento. Yo soy hija de un padre desaparecido en Brasil. El dia que vamos a estrenar van a ser 4 años y 8 meses desde que mi padre, julio César de Olivera, fue desaparecido. Hay una dimensión de mi propia vida que yo no me había dado cuenta, que hasta entonces era solo una frase, que es el valor del arte. Hay un aspecto que Suely evoca que es la cuestión racial como un hecho central en la colonialidad porque a través de ella algunos tipos de violencia fueron posibles. Entonces para mí existe un lugar de presencia que quiero que se expanda para que yo no sea apenas yo, y eso ya lo estamos haciendo en nuestra danza. Estamos en Argentina, un país donde sucedió un genocidio de la población negra y cuando camino en las calles de Buenos Aires yo siento la falta que algunas poblaciones hacen en esta historia. Y ahí me siento como si fuera un cuerpo fantasma. Pero la verdad que de fantasma no tengo nada. Una palabra que vino durante el proceso por varias razones es la incapturabilidad y como en muchas situaciones cuerpos que son disidentes, imaginarios disidentes, son enseguida capturados y de esa captura es hecha una imagen. En este trabajo no hay solo una imagen. Una persona que nunca vio una mujer negra danzando, cuando me vea en este trabajo va a tener que hacer un ejercicio para imaginar qué fue lo que ella vio. De alguna manera cada vez que estoy en escena con personas que no se parecen físicamente conmigo me quedo pensando qué tipo de imagen generamos, como si la imagen quisiera encerrarnos en una cajita. Cuando ensayamos yo no siento que hay cajita y eso me parece muy bueno.

Quillén: Al menos desde mi experiencia en esta ciudad, siento que la danza viene siendo practicada de una manera muy capturable, al menos en sus formas más “hegemónicas”. El hecho de llamarse “apertura de proceso” habilita una escena que no es la escena cerrada de la obra, que aunque sea una obra con múltiples sentidos se sostiene y arma en el sistema de la marca, un sistema que prepara a la obra para ser comprada y hace de las subjetividades que la hacen víctimas (de alguna manera) de un mercado que angustia. Entonces puede la danza ayudarnos a pensar las resistencias de la vida frente al fascismo y el neoliberalismo. ¿Puede la danza volverse algo incapturable?

Rodolfo: Para mi es la pregunta sobre lo que tienen de político las prácticas artisticas que inventamos. La creación e investigación de prácticas que nos invitan o nos abren un espectro de sensibilidades y de sensaciones y de flujos de fuerzas distintas, y como a través de eso se atraviesan experiencias que configuran tu campo relacional-vital. Los materiales a veces se despegan de manera impensada, te conectan y despliegan una cantidad de ramificaciones sorpresiva. En mi caso conectarme con toda una genealogía. Y esto a la vez relanza el pensamiento hacia otra esfera, y a otra, y a otra. Esas investigaciones, esas prácticas, que también trae el libro, las necesitamos porque si no nos morimos en una vida caficheada. Esto convive con la acción. A pesar de la diferencia que han querido hacer entre la practica política y las practicas de, por ejemplo la “danza experimental” en términos estéticos, la experiencia las vuelve a tejer, y demuestra que están cerca. La insurrección tiene canales impensados para su emergencia. Junta esto con esto otro y de ahí surge un punto vital que se despliega su fuerza y remueve todo.

Como dice Rolnik “... pensamos/creamos porque algo de nuestras vidas nos fuerza a hacerlo para dar cuenta de aquello que está pidiendo paso en nuestro día a día: nada que ver con la noción de “tendencia” (....) Mediante esta acción, es el mundo el que está en obra”2. En medio de este mundo que vibra, Transducciones es una invitación a acercarnos a través de la danza al epicentro sutil y perceptivo de las insurrecciones sensibles.




Entrevista por Lucía Naser. Colaboración en la transcripción Tobías Leiro. Fotos: Fede Kaplún y Cuaderno de notas de Quillen Mut. 

 

1 Transducciones sucede en el Centro Cultural Kirchner y cuenta con el apoyo del Instituto Francés, la Embajada de Francia en Argentina y el CCK https://www.cck.gob.ar/events/transducciones/

2 Rolnik, S. Geopolítica del chuleo. En: https://transversal.at/transversal/1106/rolnik/es

 

Publicada originalmente en La Tinta


viernes, 21 de octubre de 2022

Pedagogías desviadas - Silvio Lang / Lucía Naser


Naser - Lang. Pedagogías desviadas.

 Octubre de 2022 - UNSAM - Jornadas de investigación 



 

RESUMEN
 

PEDAGOGÍAS DESVIADAS

PRÁCTICAS SITUADAS ENTRELAZADAS. Incorporaciones, desorientaciones, territorios
de ocupación. Bailar el lugar entre escenas de la disputa; entrenar la fiesta, dancificar la
política hasta encender las insurgencias afectivas. La formación de un cuerpo para militar.
Folklorizar la mirada en el puesto de guardia teórica para escuchar la manifestación como a
un río, dejar entrar a las fuerzas silvestres. A sernos en la disputa, hacernos fuerzas
diabólicas; cuerpos que entrenan la pregunta. Devenir drag montadas a todas las
dramaturgias del transformismo. Volverse política; cuerpos mutantes! Emociones públicas
orientadas y la crítica como erótica de la estética llamando a una actuación deseante.
Recital deseo que escribe hasta adentro una historia queer de la danza. Aprender un
cuerpo en clínicas para memorias degeneradas. Tomarse la vida como un colaboratorio
artístico. Tomarse la vida.
 

DÚO TEÓRICO. Una tertulia cacofónica de nuestras pedagogías desviadas.
Una improvisación textual sobre experiencias situadas. Una exposición contra el
productivismo individualista de la academia. Una charla con apuntes sobre talleres y cursos.
Una investigación ficcionada entre más de uno. Un freestyle conceptual de teoría rebajada .
Un jam de experiencias de investigación/formación.





(texto lucía)

 

exhalas un cuerpo


bienvenide a este borrador de práctica errante

para incitar un cuerpo colectivo y acabar con palabras abajo de las uñas

no hay que hacer nada ya estás haciendo la práctica

ya estás haciendo

ya estás

te invito a ser a punto de experimentar

te invito a aguzar el oído filosófico

a encarnar la escucha como práctica sensoperceptiva

y con la escucha tendida hacia un sentido presente

más allá del sonido

sentí tu peso

el paso de tu peso

tu peso como un pozo

que no para de caer

que no para de encontrarse con el centro de la tierra

de acudir a un encuentro tectónico con la piel que inscribe las huellas de experiencias

la piel y el peso no te dejan mentir

qué te pesa hoy? qué te pasa hoy? cómo pesas hoy?


desde ese hoy vas a ir aterrizando a un acá

un acá como espacio y materialización de eso llamado presente

tantea la conexión con el paso del tiempo

observando la actualización permanente de ese “estoy” en un acá movedizo y escurriente


un presente donde la mirada modifica tu entorno

imágenes que vienen a tu encuentro

lo no visible pulsando y quebrando la imagen de lo evidente

qué organiza tu percepción del presente?

cómo desorganizar las certezas que estructuran tu impermeabilidad sensible?

qué archivan tus ojos que saben tus manos que auscultan el latido de un entorno caliente?


parpadea algunas veces

y busca en la oscuridad de los párpados caídos un punto de luz

dejalo que crezca

desenfocá el pensamiento y la vista

expandí los bordes de tu campo sensorial

y con un pensamiento cada vez más esférico

activa el espiral perceptivo que une el atrás con el adelante

cerrá los ojos y dejá que el pensamiento flote por las imágenes

con los glóbulos oculares circulando en sentido horario move la sensación de gravedad tal como la experimentas en este momento

involucrando rodillas, tobillos, talones, metatarsos, dedos del pie, move tus apoyos teóricos balanceandolos suave pero rítmicamente

podes despegar una y otra planta del pie para facilitar la circulación de la atención

sacudir uno y otro pie sostenido en el aire dejando caerse los restos de palabras, de posturas fosilizadas, de adverbios ya no operativos

caen las ideas sobre el arte, caen los disciplinamientos escondidos entre carnes

entre células

imaginalos chorrearse por el piso y manchar todo a tu alrededor

visualizalos evaporándose o siendo chupados

saliva que entre especies y espacios se mezclan en conjuros y transforman en trincheras

masa leudante que arrasa desde los extremos

abismos rajando el centro

la prudencia es una piedra que estalla la vidriera

se posa en el estómago y es disuelta por los ácidos que navegan el vientre


mové los verbos conjugados en relación entre cabeza y cóccix

sentí el fuego teórico entre isquiones y crestas ilíacas

respira llevando el aire al espacio intervertebral entre las viejas y nuevas definiciones

nota la distancia entre el deseo de escritura y la puntas de los dedos

habitá el hueco entre escucha y traducción

entre semiosis e imaginación


y lubricando tus contornos

sostene el suelo bajo tus plantas del pie

y abrí la puerta para vaciar mejor los conceptos que se fugan por abajo de la atención

seguilos un poquito hasta la salida y luego miralos alejarse y mezclarse con los colores de lo que anda por ahí

alarga la imaginación hasta que toque la experiencia

toma una palabra y aspirala exageradamente, intoxicate de ella de modo que nada pueda pasar fuera de ella, movete a partir de ella hasta que en un momento la vas a soltar y agarrarte de otra

con la nariz sobre las frases inconclusas flexiona las certezas hasta que toquen el suelo

y ahí escucha los rumores, el fondo del sonido, lo profundo del sonido

una vez en escucha

arrimate a un rincón oscuro de las ideas y move la pregunta de modo de

iniciar un viaje subida a ella

agita el ego empujando levemente las plantas del pie en el piso y ahí

sentí colgar las manos / las ideas/ las certezas/ los adjetivos desde los hombros

caen desde la memoria

y de a poco vas dejando estrellarse los sustantivos que van resbalando por la piel y la ropa hasta caer al suelo, y deja que la fragilidad se acerque a los miedos con una pequeña vibración en la zona del deseo

y para acompañar la caída vas a empezar a salir

a salir del eje

del eje autoral

del eje del buen juicio

del eje de las concordancias y la rima

del eje del plan y la expectativa

y ahí mientras dejas que se arruinen una a una todas las ideas todos los posibles comienzos y todos los finales de impacto

empezas a Tocarte las partes del cuerpo que producen palabras

Los dedos la boca la lengua las yemas

y vas a visualizarte como un enorme poro que entero suda lenguaje

y para eso vas abriendo las citas, dejando que tomen contacto con el sol y absorban calor

y empezas ahí a mover tu sí

y lo estiras hasta tocar a la persona más cercana y la más lejana

vas pasandolo por la punta de la lengua, por el paladar, por la garganta, por los labios

en un movimiento pendular de las afirmaciones que se van chocando con las aporias y las recetas

te quedas

sintiendo el verbo en su conjugación presente

e inhalas traduciendo y exhalas seduciendo

inhalas traduciendo y exhalas seduciendo

inhalas percibiendo

exhalas escribiendo

inhalas el encuentro

y exhalas pensamiento


inhalas pensamiento


y


exhalas este cuerpo








viernes, 7 de octubre de 2022

Disidencia sexual y saber académico: un pegoteo que incomoda


                           Lucía Naser/ Frente Pedagógico Cuir / Rebelarte



Setiembre, 2022. Mientras las banderas de arcoiris cubren casas y edificios oficiales, mientras la calle es tomada por una marcha masiva y la diversidad cuenta con aparente aprobación general en el Uruguay de los derechos, el acoso virtual y el ataque de medios de prensa y políticos a les organizadores y participantes del seminario del Área Académica Queer (AAQ) de la UdelaR muestra que estamos lejos de poder abordar algunos problemas sin recibir oleadas de odio y deseos de represión. Si el contexto es de disputa y conflicto por la educación pública, cabe recordar que la UdelaR y particularmente la Facultad de Ciencias Sociales han estado en la mira de la coalición que, de modo constante, se dedica a levantar sospechas, acusaciones y tergiversaciones respecto a la legitimidad del conocimiento que allí se produce.

En su cumpleaños de 15, el AAQ convocó a discutir tres temas que no sólo se encuentran en el núcleo duro de la agenda de la derecha sino que también son zonas de debate entre y al interior de los propios movimientos sociales, y en el espacio público. El seminario abordó un tema cada día: el antipunitivismo, las infancias trans y las pedagogías queer, contando como invitadas con Moira Pérez, Siobhan Guerrero, Blas Radi, val flores, Andy Falcone, Dani Umpi y House of Polenta. También se armó una feria y exposición de la que participaron Mica P, Transpapeladxs y la Biblioteca Lesbofeminista Memoriales. Así, el AAQ buscó queerizar (1) en su programa las fronteras entre arte y academia, apostando a una poderosa herramienta de teorización y experimentación ya reconocida en diversos espacios del medio académico internacional.

Las diferentes caras del deseo punitivista resultan un problema teórico y político para la disidencia sexual, y colocan preguntas incómodas en el seno de los propios feminismos que se debaten entre escraches, luchas por el aumento de penas para abusadores y femicidas, y la búsqueda de horizontes de justicia alternativos a la justicia capitalista, patriarcal y punitiva. Además, el antipunitivismo y las preguntas que levanta confrontan directamente con el actual gobierno -y con el Estado- en su ímpetu represivo, ese en el que estuvo basada la campaña por la LUC y la propia campaña electoral. Las infancias trans han estado en debate en Uruguay de forma continua desde la aprobación de la Ley Trans, en un proceso en el que ciertas ideas acerca de los derechos de las niñeces han sido manipuladas y utilizadas como argumentos para atacar a colectivos y personas trans, cuestionando sus derechos a definir su propia identidad o acceder a recursos básicos, como la salud. Sin embargo, no fueron estos temas - ciertamente polémicos y urgentes - planteados por el AAQ los que causaron revuelo en torno al seminario, sino la presencia de un torso desnudo, prohibido al ser identificado como de un cuerpo femenino a contrapelo de la masculinidad con la que se identifica la docente, y de saliva; materialidades de una conferencia-performance de val flores sobre pedagogías queer. La intervención performática titulada “cuirizar la pedagogía. fantasías de un conocimiento pegajoso” buscaba reflexionar acerca de los modos de hacer de esas pedagogías, desobedientes de la heteronorma que organiza espacios y relaciones educativas.


La acción nos puso en contacto con uno de los fluidos más proscritos en estos años de pandemia, a la vez que, simbólicamente, escupía sobre múltiples disciplinamientos del lenguaje y del cuerpo vigentes en ámbitos educativos. Lo que más asco nos da es, a menudo, lo que se nos obliga a retener por asqueroso; lo que aprendemos a controlar nos resulta amenazante cuando alguien más lo libera. El asco a la saliva de los demás es, quizá, menos extraño que el asco que nos da nuestra propia saliva. Aprendimos a temer al cuerpo, y ese temor es validado institucionalmente hasta hoy en día. Es a la deconstrucción de ese aprendizaje - entre otros - que el conocimiento pegajoso de flores invitaba a adherirnos, primero mediante su acción y luego en una charla posterior con quienes estaban presentes. Durante ese intercambio - ignorado por los comentarios en redes y medios de prensa - se compartieron resonancias y sensaciones de la presentación y se generó un espacio (auto) reflexivo que trajo al encuentro escenas y experiencias narradas en primera persona en diálogo con muchas de las preguntas leídas en la conferencia.




¿Qué (no) puede un cuerpo en la universidad?

Si lo queer anuncia un destino desviado o torcido, aparece la pregunta sobre qué espacios puede abrir la academia para su enunciación y expansión. Queer no es un tema, un subnicho de la teoría de género o una palabra clave intercambiable por cualquier otro ismo, sino una filosofía práctica que pide metodologías alternativas a las (re)conocidas, que llama a tomar acciones a la disidencia y a la desobediencia, que encarna la indisciplina. Queer entiende que la transformación de los modos de hacer es tan o más importante que las intervenciones en el plano discursivo. La orientación queer define que todo discurso se entreteje de lenguaje, experiencias y corporalidades en disputa, y por ende no hay ningún lenguaje (tampoco el universitario) que no se toque con regímenes de poder que regulan lo posible o inadmisible en cada situación.

Pese a que en el texto leído como parte de la acción la expositora compartía ideas que hubiera sido interesante desbordaran el debate presencial para abonar discusiones posteriores, lo que llamó la atención y escandalizó no fue lo que se dijo sino un fragmento descontextualizado de lo que flores hizo. Lo que incomodó fue la irrupción del cuerpo en el espacio logocéntrico y normalizado de la universidad, provocando un cortocircuito en los límites de lo que está permitido hacer - y no sólo decir - en el ámbito académico, en un presente en el que la vigilancia y represión están fortalecidas en todos los ámbitos educativos. Se puede decir lo que quieras, pero hacer muy poco. En esa lógica de exclusión no parece haber espacio para pensar sobre cuestiones que nos incomodan, siendo su censura la solución única e inmediata que voces reaccionarias proponen en el debate público.

Pero como dice el texto de la polémica conferencia (2): “para romper con el consenso del miedo y de la obediencia hay que romper los pactos de escritura”. De poco sirve la libertad discursiva si no está acompañada de una transformación de las prácticas. De poco sirve una diversidad académica o queer si no tiene consecuencias sobre los procesos pedagógicos, las metodologías de enseñanza y producción de conocimiento, y las formas en que los cuerpos aparecen y conviven en los espacios de formación.

“¿cómo un fluido corporal se mete en un acto de conocimiento?” preguntaba flores en su intervención. Y nos preguntamos; ¿cómo el cuerpo se mete en los actos pedagógicos performados en la universidad? ¿Cómo pensar las sexualidades en ausencia de los cuerpos y las materias que componen deseos, rechazos, atracciones, placeres? Esas son preguntas que nos deja la polémica fabricada, que una vez más logra hacer una finta a los problemas más interesantes planteados por el seminario en esta reciente edición, y que a varios colectivos académicos, políticos y artísticos nos gustaría abordar en profundidad.

Donde aparentemente “no hay un cuerpo” - relato conservador sobre el ideal del vínculo educativo - hay poderes heteronormalizantes y violencias que se ejercen brutalmente. La educación tradicional es reproductora de opresiones que son epistémicas y también sexuales, y su acción disciplinante sigue siendo cotidiana. Tanto que el cotidiano procesamiento por abuso sexual de numerosos docentes y la denuncia permanente por casos de discriminación en ámbitos educativos no son motivo de pronunciamientos ni debates, a diferencia de un ritual performativo que integra saliva a su manera de pensar las relaciones entre lenguaje, cuerpo y política en nuestras prácticas pedagógicas.

La proscripción de los fluidos del cuerpo es la condición de (im)posibilidad para pensar la sexualidad desde la academia, y esto no le fue ajeno a la saliva, ese fluido que rodea la voz y la hace posible, que silenciosamente transporta palabras y sentidos. Lo que este episodio expresa es que la diversidad está en riesgo de volverse una consigna inocua y decorativa si no está dispuesta a confrontar con el pensamiento reaccionario, que está fuertemente instalado en el sentido común y en el de buena parte de la academia. También reafirma que la censura a prácticas queer o desobedientes desea obstruir algo que ellas tienen para decirnos, y que el ruido que se levanta cuando un cuerpo aparece en una conferencia de forma no habitual (y hace aparecer a los nuestros) se sostiene en un silencio: el silencio sobre la lesbofobia, sobre los asesinatos a personas trans y disidencias sexuales, el silencio sobre la represión como arma de la discriminación y segregación social, el silencio sobre el aumento de ollas populares y personas sin hogar, el silencio sobre la transformación educativa que hace a la educación cada vez más estatal y menos pública, volviéndola aun más precaria en su autonomía.

Si en los últimos años una parte de la diversidad fue engullida como alimento saludable para el cuerpo neoliberal y el mercado - que precarizan existencias llenándose la boca de derechos -, la disidencia sexual está aún muy sola y hasta la propia izquierda es capaz de aliarse a sectores reaccionarios cuando las cosas se ponen incómodas. Cuirizar la pedagogía “supone una crítica radical de los dispositivos de normalización que construyen identidades, al mismo tiempo que proscriben otras que devienen abyectas.” (3)

En semanas de lucha y conflicto, en medio de panoramas políticos cada vez más derechizados y represivos, la universidad ha retomado prácticas radicales como la ocupación y la huelga para llevar adelante sus conflictos. ¿Qué esperar de la disidencia sexual? ¿Qué puede o no puede un cuerpo en la universidad? ¿Qué epistemologías y corporalidades pueden o no circular en espacios de producción de pensamiento? ¿Qué puede la universidad en un presente con cada vez menos salidas y una cada vez más golpeada autonomía?

No hay resistencia sin cuerpos que saben que sus existencias son el más importante campo de batalla. Si tanto se critica a las disidencias por una supuesta corrección política, entonces ¿por qué pedir perdón por no corregirnos para adecuar nuestras prácticas pedagógicas y sexuales a la moral patriarcal y conservadora, por más que sea la que aún está vigente? Detrás del saludo a la bandera de la diversidad aún vive el odio a los cuerpos de la disidencia. Y citando a val flores: “nuestro sentido de libertad está íntimamente ligado a la renovación de la imaginación.”





(1) El término queer es adaptado al español rioplatense bajo diferentes fórmulas, siendo “cuir” la forma utilizada por referentes sudacas de la teoría.

(2) val flores. “cuirizar la pedagogía. fantasías de un conocimiento pegajoso”. Disponible en:

http://escritoshereticos.blogspot.com/2022/09/fantasias-de-un-conocimiento-pegajoso.html

(3) Idem.

Publicado en Brecha - Lista de oradores - 7 de octubre de 2022

https://brecha.com.uy/un-pegoteo-que-incomoda/

jueves, 28 de julio de 2022

Imaginarlo Posible en CUADERNOS DE PROTESTA de la Liga Tensa


 

SOBRE LOS CUADERNOS DE PROTESTA Y LA LIGA TENSA:

En 2014, partir de la ola de protestas que se vivieron en México por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, y después (2015) del asesinato de 5 personas en la colonia Narvarte (entre ellas, nuestra amiga y colega Nadia Vera), nos resultó urgente actuar. No solo como ciudadanas, sino también como artistas. Desde entonces nos vinculamos constantemente con diversos actores políticos de México y Uruguay (personas, colectivos y asociaciones), para escucharles y recolectar sus sentires. Cada nueva ola de manifestaciones plantea nuevas preguntas y nuevos horizontes para nuestro trabajo.

Este ejercicio se ha llevado a cabo, hasta ahora, en la CDMX, Guadalajara, Tijuana, Mexicali, Montevideo, Córdoba y Buenos Aires.

Pensar en publicar es también, por un lado, expandir esta investigación fuera de los alcances habituales del círculo del arte y por otro continuar la conversación con otros artistas, curadores, etc, cuyo trabajo es afín al nuestro y con quienes encontrarnos es mutuamente benéfico.

La primera colección de 5 publicaciones que estamos produciendo es parte de una serie de 15 libros breves (aproximadamente 60 páginas cada uno) que concentra en texto e imagen el trabajo de investigación de los últimos 7 años de La liga tensa, un colectivo de artistas, teóricos y coreógrafos mexicanas y uruguayas.

La liga tensa se ha dado a la tarea de desmenuzar el fenómeno de la manifestación, aplicando herramientas del pensamiento coreográfico a la observación y análisis de los movimientos masivos. Hasta ahora, la liga ha compartido los resultados de la investigación de dos formas: La primera, una exposición homónima en la Casa del Lago (UNAM), curada por Víctor Palacios (“Es enorme y se mueve como el gas. Una mirada coreográfica a las manifestaciones”, CDMX 2017, Montevideo 2019); la segunda, una conferencia performática titulada “Escuchar la manifestación como a un río” (Guadalajara, Tijuana, San Cristóbal de las Casas 2018, Montevideo 2019). La tercera forma de salida en la que estamos trabajando es esta colección de publicaciones.

Esta serie de libros, y el proyecto en general, ponen a prueba los límites de la práctica artística al transformar la coreografía en una especie de ciencia social, que indaga en la forma en que la protesta se organiza y se mueve. Nuestra práctica propone analizar fenómenos sociales como hechos estéticos y también pensar posibles aplicaciones políticas de estrategias surgidas en el campo del arte.

Investigar la manifestación

La manifestación es una presa desbordada, un dique rompiéndose, un susurro enorme que se mueve como el gas, una niebla que, empujada por el viento, aparece y desaparece en donde menos se la espera.

Esta no es una investigación objetiva. Investigamos para salir a la calle, para alimentar las luchas en las que creemos y con las que buscamos cercanía, sabiendo que hay acontecimientos que nos cambian (y nos han cambiado) la vida. Venimos acá a compartirte lo eróticas que nos resultan las manifestaciones. Nuestros cuerpos están empapados de marchas y el tuétano de nuestros huesos convertido en lumbre. Marchamos y escribimos, a veces estos dos caminos se cruzan, a veces no. En estos cuadernos deseamos sumarnos a la protesta desde la escritura y la imagen.

Poner atención a los flujos, observar los cambios pequeños, percibir el inevitable movimiento, sentir y entrar en el ritmo, analizar la organización espacial, mapear afectiva y políticamente al cuerpo. Para nosotres, que venimos de la danza y la coreografía, esto implica articular un pensamiento más táctico que moral, una ética del movimiento. Estas publicaciones derivan a la vez de una investigación colectiva y de una reflexión personal, y consisten en cinco ensayos, cada uno desarrollado por une de les integrantes de la Liga Tensa. Planeada como una serie en proceso, esta primera parte discute cinco aspectos de la protesta: la temporalidad, la percepción, la imaginación, la violencia y las tácticas creativas.

Nos enfocamos específicamente en las movilizaciones en contextos urbanos porque es donde vivimos y donde militamos. Estas publicaciones están pensadas para diseminarse, viajar, y funcionar como herramientas más allá de nuestros cuerpos; nos despegamos un poco de nuestra opinión personal para pensar mejor. Y en la acción de socializar, relevar o juntar estrategias para la lucha, esperamos abrir otro espacio para seguir encontrándonos y discutiendo la protesta.

IMAGINARLO POSIBLE:
Narraciones y experiencias en torno a la imaginación y la protesta


El cuaderno se dedica a indagar en el rol de la imaginación y los imaginarios para la creación de tácticas de protesta, así como en la conformación de subjetividades políticas individuales y colectivas. El volumen combina un abordaje experiencial y autobiográfico que asume que “lo personal es político”, con una serie de entrevistas a activistas, periodistas y artistas de Uruguay, Chile y Argentina sobre la relación entre imaginación y protesta.


PARA LEER Y DESCARGAR EL CUADERNO CLICK AQUI 


Fotos: Celeste Rojas Mugica 

Blog de Liga Tensa: https://ligatensa.wordpress.com/2022/07/12/499/



viernes, 4 de febrero de 2022

Frenar la violencia

 


 Seguimos digiriendo lo indigerible. Las violaciones, la manipulación mediática, las omisiones de la Justicia, la interferencia en los procesos judiciales, la misoginia y la transfobia, las verdades pagas, la crueldad como método, y la rabia y las movilizaciones feministas, que crecen en todo el país. La violación hiere todo a su alrededor, reproduciendo su violencia infinitamente.

Una violación es el recordatorio, casi la amenaza, de que puede tocarle a cualquiera. Es la omnipresencia del miedo: chequear dónde está la puerta cuando entrás a un lugar, anticiparte para no generar la expectativa de un encuentro sexual si no estás cien por ciento segura de que querés que suceda. Una sexualidad defensiva, dicotómica, rígida, que nos enseñaron como normal a quienes aún deseamos encontrarnos sexualmente con hombres. Nuestras formas de goce –sobre todas las que contradicen el imaginario machista de nuestra sexualidad– están bajo ataque. Los caminos para deconstruir las alianzas entre el patriarcado y sus imperativos sexuales abren desafíos cotidianos y micropolíticos. Algunas los encaran distanciándose de los hombres. Otras, reaprendiendo otras formas de placer, a veces dentro, a veces fuera de la heterosexualidad. ¿Cómo afecta una violación a la frágil construcción de nuestros vínculos sexuales y afectivos? ¿Cómo encaran los hombres sus dificultades para leer y entender el deseo, el goce y las formas de comunicación sexual o verbal de un sí o un no, de un quiero o un no quiero?

No es si te pasa. Ya te pasó. Vivimos en la cultura de la violación. Todas tenemos algo para contar, porque estadísticamente ser mujer (cis o no) te hace candidata a haber vivido abusos. ¿Cualquier tipo de violencia es violación? No. ¿Todo acoso es violación? No. Pero sí es cierto que algunas escenas que en el pasado nos (auto)narramos como: «Insistió mucho y cedí» (porque no tenía otra, porque tenía miedo de que me matara, porque sabía que si resistía iba a doler mucho más) hoy serían nombradas y abordadas de otras maneras.

Que hablemos tanto de antes y ahora da cuenta de que hay cambios profundos que nos atraviesan rápidamente. Ante eso, es fundamental reconocer los límites y las sutilezas. En eso estamos y eso esperamos de los compañeros sexuales varones y de todas las personas. Porque si vamos a hablar de violencias y de límites difusos, me pregunto: ¿qué entiende un varón cuando una mujer expresa dudas o pide más tiempo?, ¿qué gestos serían necesarios para infiltrar, en el código heteronormativo de comportamiento y comunicación sexual, una escucha que atienda las asimetrías de poder y las formas diferentes, singulares, personales de expresarse, calentarse, violentarse sexualmente de cada uno? Y si vamos a hablar de límites difusos, ¿saben lo difícil que es sacarse de adentro un tipo con la pija dura? Es casi imposible. Por el culo, si te oponés, es un desgarro seguro. ¿Cómo hablamos de esto? ¿Qué fracturas se exponen con el silenciamiento y la penetración de un deseo?

Cuando los cuestionamientos a la veracidad de las denuncias se mezclan con las tácticas más bajas de humillación pública, malversación de poder mediático, armadas entre operadores de la Justicia, de la prensa y de la política para interferir en la opinión pública y en un proceso judicial, una queda sin palabras, hundida en el estupor nauseabundo de una violencia que se sigue multiplicando en el estómago de cada una y en las rondas de todas nuestras reuniones. Si bien algunas violaciones trascienden públicamente porque son denunciadas y llegan a extremos, las mujeres que las sufren también son tomadas como blanco para la reacción misógina y la defensa de la cultura de la violación. Pero la enorme mayoría de las violencias sexuales que se viven día a día pasan desapercibidas o, incluso, son tapadas por el barullo que rodea a las más mediáticas, cuya mediatización acaba siendo funcional a los demás encubrimientos.

¿Qué se espera (o qué espera la opinión pública machista) de una víctima de violación? La confrontación directa (mucho más en violaciones colectivas), si bien puede salvar a la víctima, también la expone a un riesgo aún mayor. ¿Es la exploración del límite de violencia del que es capaz el violador lo que se espera de las mujeres para obtener credibilidad? Solo un imaginario morboso que desea más y más heridas como prueba del sufrimiento puede dar lugar a esa lógica.

Cuando una situación de violencia se explicita, el violentador sabe que queda expuesto. Por eso tantos femicidios son precedidos por un intento de la mujer de buscar ayuda. Hacer de cuenta que las violaciones no suceden es, muchísimas veces, una estrategia de supervivencia. Y mientras no comprendamos y empaticemos colectivamente con estas experiencias, es difícil que creemos estrategias efectivas. Mientras no visualicemos que hay alianzas entre patriarcado, Estado, medios y Justicia para debilitar la credibilidad de las mujeres y desprestigiar los movimientos disidentes y feministas, no estaremos preparados para frenar la violencia. Mientras no tracemos las continuidades y veamos la sistematicidad de las prácticas machistas y sus actores, estaremos perdidos entre la misoginia, la crónica roja y la justicia patriarcal. Mientras no sintamos que grabar y divulgar fragmentos de una situación íntima forma parte de la violación –la reedita, la completa–, estaremos cometiendo un error. Mientras no dejemos de tratar a cada mujer como culpable hasta que se demuestre lo contrario, estaremos reproduciendo el machismo. Cada vez que una violación denunciada es ninguneada públicamente, es un pase libre para que todas las otras sigan sucediendo.

DERECHO A LA FIESTA

Lo que está lesionado no es solo nuestro derecho a sobrevivir sin ser violadas y asesinadas, sino nuestro derecho a irnos de fiesta, al goce, a confiar en que podemos vulnerabilizarnos, divertirnos, drogarnos, reírnos, bailar, celebrar libremente con extraños. Nuestro miedo es razonable. Nuestra sospecha está bien alimentada. El mensaje parece ser: no vayas a la calle, no vayas a coger, no te mezcles con hombres. A menudo cuesta encontrar alternativas al pensamiento antisexo o a una sexualidad vivida en una especie de apartheid lesbodisidente. La violación es una traición a la libertad de nuestros cuerpos, pero también una bala al corazón de cualquier tipo de liberalismo sexual, al menos uno que incluya a personas cis. La violación afecta a la víctima, pero también, y sobre todo, la posibilidad de una vida juntes.

¿Cómo hacemos, en un presente lleno de reacciones y ataques contra mujeres y disidencias, para inventarnos vidas que no estén organizadas en torno a víctimas y enemigos? ¿Cómo nos construimos por fuera del deseo de dominación y del de castigo? Entre la ola feminista, la reacción machista y la explosión de denuncias de abuso sexual como herramienta para frenar las violencias, vivimos un proceso paradójico. Por un lado, las mujeres están cada vez más amparadas por redes feministas y colectivos sociales. Se reconoce como un hecho que casi todas las mujeres sufrimos abusos; parece que la estigmatización social a la mujer que vive su sexualidad (su vida) libremente ha retrocedido. Pero esto no se verifica en los hechos.

En el pasado se vivía un marco afectivo patriarcal en el que la normalidad era excluir el consentimiento de la mujer como factor relevante (en otras palabras: si querés o no, importa un bledo). Hoy parece haber otros acuerdos y derechos, pero el viejo encuadre está vivo, sigue ahí. ¿Qué implican estos desfasajes? La situación es confusa: nuestros derechos son nominalmente respetados y las libertades, igualitarias, pero cuando los discursos se apagan y quedan los cuerpos, nada de esto se hace materia.

DIRECCIONAR LA LUCHA Y COMPARTIR LA PROTESTA

La violación nos expone a diferencias en el interior de los movimientos antipatriarcales y disidentes. No es casual que en la marcha del 28 de enero se hayan producido violencias en las propias filas (trans)feministas. Una participante intentó expulsar a personas trans y no binaries; la polvareda TERF se levanta y toda persona que tenga pene se ve como une enemigue. Trans exclusionary radical feminism o radfems son nombres para un movimiento de odio a les sujetxs trans y no binaries, que argumenta desde una perspectiva biologicista que, de acuerdo a su genitalidad, no son legítimes integrantes del movimiento.

TERF es una sigla en inglés, pero deberíamos inventar otro término, porque el idioma hace parecer distante algo que está demasiado cerca. Cuando hablamos de transfobia, nos imaginamos a un machito temeroso de su deseo no heterosexual, pero también entre feministas nos encontramos cada vez más con argumentos como que todos los hombres son violadores porque son socializados como tales, que los niños varones no pueden participar de marchas feministas porque son potenciales opresores o que la relación con cualquier varón está condenada a la violencia. Esto tiene como efecto que muchas compañeras sientan culpa o vergüenza por criar un hijo varón y que se acose por su genitalidad a varies compañeres de lucha. Ser TERF quiere decir hacer pagar una pena a quienes, sin tener vagina, son una parte fundamental de un proceso de transformación. Ni política, ni sexual, ni afectivamente el autoflagelo y el punitivismo pueden ser el pasaporte de entrada a ningún espacio capaz de dar vida a formas de vida menos violentas.

Si la diferencia entre sexo y género ya no corre, algo del proceso de nuestras propias luchas se nos escapa como arena entre las manos. Si mujer va a tener una única acepción atada a argumentos biologicistas, si creemos que es tan determinante nacer varón que acabamos por tratar al género (una construcción social) como esencial, ¿no sería como regresar por otro camino al mismo callejón sin salida? No es casual que un acto violento desate las cadenas de otras violencias. Una violación hace temblar hasta las posiblidades de tejer alianzas entre personas que sufrimos el patriarcado desde distintos lugares. Pero si nuestra visibilidad y legitimidad se basa en reconocer que nadie sufre como nosotres mismes, entonces estamos construyendo una subjetividad basada en la autovictimización. En medio de la tristeza, en medio de la náusea y el desconcierto, enojate, hermana, pero no con quien camina hombro a hombro contigo en una marcha. Enojate y llorá de rabia, porque en este presente no queda otra. Pero hagámonos el espacio para recordarnos que, aunque el odio abunde, nuestras luchas siguen siendo para encontrar formas de amar.

Puede parecer grotesco o hasta inapropiado hablar en un mismo texto de violación, amor libre y transodio, pero en la experiencia todo sucede mezclado. En ese entrevero, una violación colectiva supone la máxima expresión de la vigencia del pacto machista. Ante estos pactos responden los tejidos feministas, organizándose y autoconvocándose para resistir. Pero, aunque desearíamos barrerlas de un plumazo, las masculinidades tóxicas no pueden ser deconstruidas por las mujeres. Son sus portadores quienes necesitan activar. Un proceso social que involucre a todas las identidades sin exclusión es, al menos mientras vivamos en sociedades con hombres y mujeres cis, la única vía para la construcción de vidas libres. Vidas en las que, en lugar de renunciar a ciertos placeres por los riesgos que implican, nos dispongamos a revolucionar nuestras formas de relacionarnos para expurgar la violencia de los vínculos, sin cederle ni un solo placer al patriarcado.

 

Publicado en Semanario Brecha

Lobo suelto  

La tinta

jueves, 27 de enero de 2022

Reseña de Pérez Buchelli, Elisa. (2019). Arte y política. Mujeres artistas y artes de acción en los sesenta y setenta. Montevideo: Yaugurú.


 

Arte y política: legados, disputas y resignificaciones a partir de la obra de Trujillo,  Figueroa y Vila.
Reseña de  Pérez Buchelli, Elisa. (2019). Arte y política. Mujeres  artistas y artes de acción en los sesenta y setenta. Montevideo: Yaugurú.

Reseñas IDyM Vol.  03, N°  05, Año 3. Agosto  – diciembre 2021  [128-132]
ISSN 2683 - 9318. Pág. 128

Disponible en  Revista IDyM - UNA

https://revistasojs.una.edu.ar/index.php/IDyM/article/view/131/71
 

Departamento de  Artes del Movimiento Universidad Nacional de las Artes