jueves, 9 de mayo de 2019

Persistir hacia lo que viene

Publicada en Semanario Brecha

Persistir hacia lo que viene

El Festival Internacional de Danza Contemporánea del Uruguay (Fidcu) es un festival independiente que, con apoyos diversos y dispersos, y gracias al trabajo en equipo de un valioso colectivo, ha logrado ediciones jugosas que han marcado la cancha de la danza contemporánea local. No importa cuántos años o ediciones sucedan, la pregunta sigue intacta y se renueva antes, durante y después de cada obra o performance: ¿qué es la danza contemporánea?

Obra Prehistoria / Foto: difusión, Ana Santilli Lago

Con algo de humor, podemos responder: la danza contemporánea es una danza que se resiste a ser definida. Si hacemos una lectura cómplice, diremos: una danza que piensa con el cuerpo sobre temas del presente. Si respondemos hostilmente, probablemente expresaremos: una danza hermética hecha sólo para entendidos. Si nos ponemos historicistas, alegaremos: una danza que surgió en Nueva York, Estados Unidos, en los años setenta, continuó su proceso de desarrollo influenciada por la danza conceptual europea de los noventa y se desarrolló en un proceso de hibridación, internacionalización y profesionalización en la posmodernidad. Como todo lo que se esfuerza por permanecer ambiguo, abierto y en proceso de creación, muchas lecturas e interpretaciones conviven en torno a este campo, llamado “danza contemporánea”. Pero, luego de rumiar varias definiciones, podríamos dilucidar que se trata menos de un lenguaje que de una serie de preguntas sobre qué puede –decir, hacer, pensar, experimentar– el cuerpo en el presente. También podemos, junto con Javier Contreras –artista mexicano habitué del festival–, entender la experiencia dancística “en tanto que radical experiencia erótica encarnada”, y “a la danza en general, y a la danza contemporánea en particular, como un lugar social específico que permite imaginar una poiesis civilizatoria no dualista, no patriarcal, no logocentrista”.1

En su texto curatorial, firmado por Paula Giuria y Vera Garat, el Fidcu de este año se reconoce “en medio de un mundo tan hostil que ahonda en procedimientos crueles”, y apuesta tozudamente a ser un paréntesis en el cual “detenernos y dedicarnos al mundo de lo simbólico y del pensamiento, de las afectaciones, de lo sensible, casi como un acto de insistencia obstinada en permanecer y existir”. La pregunta es cómo transformar la mirada y dar lugar al “cuerpo corrido, al cuerpo que no tiene espacio para ser, al cuerpo torcido, atascado, al cuerpo atrapado en este tiempo”.2

Fiel a la hibridez y a la creación de encuentros improbables entre actores y lenguajes, el Fidcu 2019 abre con un concierto, presenta una exposición de grabados y propone un programa que integra la danza, la performance y las artes visuales. Testimonio de ello es la presencia de Clemente Padín, un ícono y precursor de la performance en Uruguay y Latinoamérica, que el martes 7, en el marco de la exposición Intersticios. Cuerpos políticos, estrategias conceptualistas y experimentalismos cinematográficos, reactúa su obra La poesía debe ser hecha por todos, una acción hecha en 1970 en el hall de la Udelar, donde invita a participar a la generación de una “poesía pública”. Otro indicio de la impureza del evento es que la apertura del festival está a cargo de Camposanto, proyecto musical de Martín Canova y Antonella Moltini que “oscila entre lo experimental y el techno bailable”, en shows concisos que, partiendo de lo experimental, terminan en una “vorágine de baile primitivo” y transitan por el techno, la psicodelia, el noise, el pop y paisajes sonoros industriales.

NO TODO ESTÁ ACABADO: FORMAS DE FORMARSE. Un elemento que diferencia al Fidcu de otros festivales es su programa de formación, que año a año abre talleres gratuitos para la participación, en diversos procesos, de profesionales, estudiantes y curiosos. Con este programa, trasciende la función de mero expositor o curador y aporta significativamente a la formación de artistas, así como a la socialización de herramientas e informaciones que los invitados internacionales intercambian con los actores del campo local.

Observar los temas y las metodologías de los talleres –que cerraron sus inscripciones el martes pasado– ayuda mucho a conocer qué es y qué hace el Fidcu. Habrá un seminario teórico-práctico que se embarcará en el estudio del cuerpo desde la óptica de los estudios de performance (a cargo de Eloísa Jaramillo, de Colombia); un taller-montaje y función que indagará en la conexión útero-corazón como centro de poder femenino, así como en la respiración ovárica y la composición de y desde un cuerpo expandido y poshumano (coordinado por Abigaíl Jara, de México); un taller que compartirá perspectivas teóricas para pensar la danza contemporánea (junto con Contreras, de México); un laboratorio de acompañamiento de procesos artísticos, en el que se trabajará en buscar un feedback o retroalimentación sin prejuicio (por Anto Rodríguez, de España); un laboratorio para niños que se aproximará al universo infantil para construir un mundo en miniatura (con Gustavo Ciríaco, de Brasil); espacios para persistir hacia lo que viene como forma de re-ver, re-hacer, rescatar, demoler, desarmar, re-inventar, re-formatear, traducir “la cosa” (con Florencia Martinelli, de Uruguay); un espacio para practicar el contacto improvisación y relacionar el cuerpo con un entorno siempre cambiante como lo es el cuerpo en movimiento de otra persona (guiado por Catalina Chouhy, de Uruguay). Este compilado de propuestas bien podría servir como respuesta a la pregunta planteada más arriba: todo esto es lo que hace la danza contemporánea.

Otro aspecto propio del Fidcu es el espacio para obras en proceso. El festival plasma en su cronograma la convicción de que la “obra final” es una instancia más de otras temporalidades valiosas, que suponen mucho más que el momento de la performance o el estreno. Así es que durante sus siete días se abren los ojos con paciencia a propuestas que aún están creciendo, mutando, siendo influenciadas por quienes se acercan a verlas.

En el menú de procesos se encuentra Comedia de distancias, una exploración en la Casa Vilamajó dirigida por Carolina Besuievsky, en la que la construcción, de 1930, es la protagonista entre relatos, cuerpos y fantasmas. También se presenta el proceso de Neuma, una danza espectral a cargo de la chilena Bárbara Pinto Gimeno, que explora, con la ayuda de herramientas artísticas, fuentes fantasmales y hasta médiums profesionales, el presente y el pasado del lugar donde se encuentra el centro artístico Nave, en Santiago de Chile. También se abre el proceso Nuevo trigo, a cargo de Lucía Bidegain, que indaga en los conceptos de abundancia y prohibición. Y La infinita, una colaboración entre la colombiana Eloísa Jaramillo y la argentina Jimena García Blaya, que explora posibles aristas del feminismo en América Latina desde una mirada de la vida personal en el encuentro con la otra mujer, poderosa, infinita.

También habrá en el Fidcu dos residencias iberoamericanas curadas por el Programa Artistas en Residencia. En una de ellas participa la Princesa Ricardo (Marinelli), que le entra de lleno a la llegada del fascismo a la presidencia de Brasil –país donde 55 millones de personas eligieron al candidato que representa el proyecto más nefasto que la democracia brasileña ha visto–, preguntándose: “¿Cómo puedo, como artista, dar respuestas a contextos de violencia tan aguda y abrillantada?”. La otra es realizada por Carolina Minozzi, que llega también desde Brasil para desarrollar su proyecto Posiciones de descanso, una indagación sobre lo elemental para el movimiento en relación con la fuerza de lo que puede el cuerpo.

También habrá una ronda de conversación, coorganizada con el espacio Entre, que se titula “Desde los cuerpos y por los cuerpos: disidencias que existen y resisten”. El encuentro invita a dialogar sobre cómo vivimos y qué hacemos en un momento en que, mientras que las sexualidades y los cuerpos disidentes aparecen con más fuerza y organización, se multiplican los ataques desde sectores conservadores y de derecha.

INTERNACIONAL COREOGRÁFICA. El resto de la programación está compuesto por obras de artistas internacionales y nacionales que se presentan mayormente con entrada gratuita en salas del Cce, el Inae, el Eac, el teatro Solís, el Auditorio del Sodre, el Espacio Idea, el centro de artes y ciencias Gen y el Espacio Palermo Iam.

Mientras que la curaduría internacional estuvo a cargo de la dirección del Fidcu, la nacional recurrió nuevamente al dispositivo “artista invita a artista”, mediante el cual, a través del diálogo y el consenso, los artistas programados el año pasado proponen y seleccionan a los que se presentan este año. Las temáticas de las diferentes piezas son increíblemente variadas:cómo todo puede ser vendido y comprado; cómo bailar la exageración; cuál es el sabor del tiempo y los procesos; los rituales de las mujeres para florecer juntas; la atención táctil y su potencia para producir contagios, vulnerabilidad, sensualidad, contingencia; los actos narrativos que convierten el pasado en ficción; los hombres detrás y dentro del cemento; los cruces y los encuentros entre el día y la noche; la memoria en los ancianos y la imaginación en los niños; lo drag postsomático y no mimético que se disloca de representaciones binarias de género y sexualidad; el amor, la pasión y el fanatismo en una creación dedicada al manya y hecha desde el humor y la emoción; el montaje de una película que es el montaje de una obra escénica falsa, que cuenta una historia que es verdad, pero que nunca sucedió, y el amarse y desarmarse entre la turbación y la turbonada. Cuál tema corresponde a cuál obra, qué día sucede qué cosa y qué cuerpos –individuales y colectivos– emergen de esas provocaciones es lo que les queda por descubrir al lector de esta nota y los espectadores de un festival que sigue creyendo que el arte es un estado de encuentro. Y que, en tiempos en que fuerzas fascistas, represivas y censoras crecen y se abalanzan sobre los cuerpos, el encuentro nos pide persistencia, insistencia y, sobre todo, redes que nos sostengan para atravesar juntos las escenas más críticas.

1. Programa del Fidcu. Más información en https://www.fidcu.com/fidcu-2019

2. Ídem.


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